TODO SIGUE IGUAL 

 

El lunes pasado se llevaron a cabo elecciones anticipadas en Canadá, a petición del Primer Ministro, Justin Trudeau, que oficialmente buscaba conseguir un mandato de la gente con respecto al manejo de la "última parte de la pandemia".

Con esto pretendía obtener respaldo por los subsidios que dio a raíz de la pandemia, la obligatoriedad de las vacunas y otros proyectos, sin hablar gran cosa de la economía.

La realidad es que Trudeau convocó a elecciones con dos años de anticipación porque en las de 2019 perdió la mayoría absoluta, al quedarse con 158 escaños de los 338 que hay en el Parlamento, y tuvo que pactar con otros partidos para formar un Gobierno, pues se necesitan por lo menos 170 escaños para un Gobierno de mayoría absoluta.

Esta vez quiso usar el argumento de la pandemia para intentar conseguir más votos.

Sin embargo, los cambios fueron mínimos (sólo tres escaños más, según los últimos sondeos) y los costos de la elección fueron mayúsculos (600 millones de dólares canadienses o 470 millones de dólares americanos), lo que ha irritado a mucha gente que ve en estos comicios un capricho del Primer Ministro.

(Algo así como lo que Andrés Manuel López Obrador pretende con su revocación de mandato: "adelantar" comicios y gastar una millonada en ese ejercicio.)

Tras la elección del lunes en Canadá, todos los partidos quedaron más o menos donde mismo. En 2019, el Partido Conservador obtuvo 121 asientos contra los 119 que se prevé que obtengan esta vez.

Hasta antes de Trudeau, los conservadores habían gobernado Canadá bajo Stephen Harper, pero siguen sin encontrar un líder que consiga incrementar más votos, pese a ser el partido con el mayor volumen de votos, pero sin que eso se refleje en el número de distritos ganados.

Aún así, su líder Erin O'Toole confía en que irá mejorando y podrá ganar elecciones, lo que prevé que sea en dos años, aprovechando el desgaste de Trudeau.

En las últimas décadas, tanto el Partido Liberal como el Conservador han disminuido su poder frente a nuevos partidos, como el Nuevo Demócrata, y los que luchan por ampliar su influencia más allá de lo regional, como el Bloque Quebeçois, o una premisa, como el Partido Verde.