CREENCIAS Y EVIDENCIAS 

El sábado se cumplieron 20 años del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York. Ya habrá usted leído algo del alud de análisis, remembranzas, anécdotas que se han publicado con ese motivo. Entre todo esto, percibo cierta voluntad de identificar ese momento como un punto de inflexión, un momento fundamental de cambio. No creo que sea así, y me parece que vale la pena comentarlo.

Sin duda ese ataque fue algo espectacular, que pegó duro en la idea que tenían en Estados Unidos de invulnerabilidad, rodeados de océanos y aliados (Canadá y México). Fue también causa de mayor xenofobia en ese país, y de islamofobia en todo Occidente. Pero de ahí no sigue que haya sido un momento de cambio.

Por el contrario, Estados Unidos no sólo inició un ataque a Afganistán en respuesta, apoyado por todos sus aliados militares, sino que poco después logró ampliarlo a Irak. Esto no significa que esas decisiones hayan sido inteligentes, ni mucho menos que sus resultados hayan sido útiles a Estados Unidos, para no hablar de ‘buenos’, que no aplica.

Un par de meses después del ataque, China fue aceptada como miembro de la Organización Mundial de Comercio, y se puede argumentar que ese hecho es mucho más importante, en términos históricos, que el ataque a las torres. Con todo lo traumático del golpe terrorista, fue en realidad el golpe económico de China lo que sentó las bases del movimiento político que acabó en manos de Trump.

En opinión de esta columna, es aún más importante el cambio ocurrido alrededor de nuestra interpretación del mundo provocado por la aparición de las redes sociales (Facebook, 2006; teléfonos inteligentes, 2007) y el hundimiento de Wall Street (2008). Es de ahí de donde surgen movimientos sociales en Nueva York (99%), en España (15M, luego Podemos), y se fortalecen las perspectivas nativistas/nacionalistas, como en Francia (Le Pen), Hungría (Orbán), Turquía (Erdogan), etcétera.