Dos semanas más

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Si algo hemos aprendido los mexicanos de las conferencias mañaneras de López Obrador, es que el Presidente tiene 2 velocidades a la hora de dar sus mensajes.

Cuando se trata de evadir el tema; desviar la atención, decir mentiras, inventar excusas o justificar decisiones mal tomadas, el discurso presidencial se vuelve lento, pachorrudo, lleno de pausas y silencios.

Sin embargo, cuando se trata de pasar a la ofensiva; de señalar enemigos, de nombrar adversarios, de castigar a traidores y de perseguir a los opositores de su régimen, el Presidente acelera su cadencia y desaparece la parsimonia de su mensaje.

Lo mismo se puede decir de su forma de gobierno, la cual es reflejo de su discurso.

La diferencia es que mientras en la mañanera el ritmo flemático es lo más común, en la toma de desiciones la prisa y la urgencia son el sello de la casa.

En el caso de la ofensiva de la Federación en contra del Gobernador Cabeza de Vaca, también podemos observar un comportamiento similar, donde hay momentos de mucha prisa, pero donde hay otros de gran morosidad.

Ofensiva y defensiva.

El asunto es que los ataques en contra de Tamaulipas tienen un objetivo: influir en las decisiones de la elección del 6 de junio para favorecer a MORENA, y por lo tanto tienen un límite de tiempo.

Por eso la Cuarta Transformación ha desafiado a la Suprema Corte de Justicia y al orden constitucional.

A López Obrador no le interesa juzgar a Cabeza de Vaca dentro de año y medio, cuando concluya su administración estatal, a AMLO le urge hacerlo antes del primer domingo de junio para que sus candidatos en todo el país puedan ganar más votos.

No se trata de impartir justicia, se trata de un cálculo político. De judicializar la democracia en beneficio del poder, del poder de un solo hombre: el Presidente de la República.

Así que con apenas 2 semanas que restan como plazo, esta claro que cada día que pasa y que se mantiene el estado de las cosas, es un día perdido en la estrategia presidencial.

Y el problema para AMLO y para MORENA es que no solo apostaron mal, sino que además lo hicieron al doble o nada.

Porque la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue clara y sin ambigüedades: el gobernador de Tamaulipas tiene fuero y la última palabra es del Congreso Estatal.

Pero aún así la Federación amagó con una orden de aprehensión ilegal en contra de Cabeza de Vaca, que fue anunciada por el Senador de Morena Ricardo Monreal y no por la Fiscalía General de la República, como corresponde.

Importa hacer hincapié en el remitente porque a la fecha esta orden de aprehensión no se ha presentado ni divulgado públicamente, por lo que no se ha podido comprobar su veracidad.

Además, resulta extraño que no solo Ricardo Monreal sea el vocero de la Fiscalía, sino que además amenace con la desaparición de poderes en el estado, cuando esta decisión no es una facultad individual sino de un cuerpo colegiado, como lo es el Senado de la República.

Sin olvidar que MORENA y sus aliados no tienen mayoría calificada en la Comisión Permanente para convocar a un periodo extraordinario, lo que vuelve casi imposible que se llegue a un consenso para la desaparición de poderes, como amenazó el Senador zacatecano.

Después del anuncio de la supuesta orden de aprehensión y la amenaza de la desaparición de poderes, Monreal tomó otro camino, llamar al diálogo para encontrar una salida “institucional”.

Para tratar de entender un poco la escena, es como si el niño bully de la escuela golpeara a un compañero para quitarle su lonche, no lo consiguiera y después lo invitara a negociar para quitarle un pedazo y de paso decidiera expulsarlo de la escuela.

Por supuesto que no solo es un disparate, sino una ilegalidad. Pero el abusador lo hace porque no solo se siente con el derecho, sino además con el poder para hacerlo.

Monreal se autonombra como interlocutor del Poder Legislativo y como vocero del Gobierno, y lo mismo asume funciones de Fiscal de la República así como de Ministro de la Suprema Corte.

Por eso el propio Presidente del Senado, el morenista Eduardo Ramírez Aguilar tuvo que salir a declarar que no existe esa supuesta orden de aprehensión contra Cabeza de Vaca y que además resulta imposible que exista, pues el Gobernador de Tamaulipas está protegido por el fuero de su cargo.

Todo esto ocurrió apenas la semana pasada, y tenga por seguro que en las dos semanas que quedan previas a la elección, el escándalo mediático y las fake news seguirán a la orden del día, porque claramente se han convertido en el último recurso de AMLO y de MORENA para rescatar a su gobierno.

Pues eso.