Atrapasueños, escobas, caballitos, su apuesta
Artículos 100 por ciento mexicanos, incluso artesanales, son los que ofrece Raymundo en su recorrido por todas las ciudades de México
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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- “Los atrapasueños hechos con plumas de guajolote, sirven para alejar las malas vibras”, dice Raymundo.
“Se cuelgan a la entrada de las casas o en las ramas de los árboles. Nuestros ancestros, los Aztecas, los utilizaban para curar las enfermedades”, agrega.
Raymundo está orgulloso de su raza de bronce. Sin proponérselo y gracias al oficio de vendedor, que inició desde que era un niño, es un promotor de la cultura Mexicana.
Ganar el pan para la familia representa un gran esfuerzo para hombres como él. Las ganancias son de 70 a 100 pesos diarios, recorriendo las calles de todas las ciudades del país. No sólo vende atrapasueños.
“Mientras exista una mujer que barra la casa, seguiremos vendiendo escobas y trapeadores, plumeros para limpiar, que no sólo son objetos sino tienen un valor grande porque son artesanías”, comenta.
Los plumeros que vende Raymundo son elaborados por artesanos de Toluca y son de pluma de guajolote, lo que demuestra la gran cultura emprendedora, herencia de los ancestros.
“Afortunadamente hay muchos guajolotes en las granjas, son criados para ese propósito. Nuestros antepasados usaban lo que la naturaleza daba y en el Estado de México aún se conservan las tradiciones".
Con el oficio de vendedor de artesananías, el hombre sostiene a su familia; dos hijos que asisten a la escuela:
"Yo nunca terminé nada de escuela, sólo aprendí a leer, escribir y hacer cuentas. Quiero que mis hijos estudien algo relacionado al comercio”, expresa.
Además de los atrapasueños de pluma de guajolote, los trapeadores y escobas, Raymundo vende caballitos de madera para niño y niña de 50 pesos.
También oferta columpios de 250 pesos, verdaderas obras de arte confeccionadas por las manos de artesanos nacionales.
Por las calles del Centro de la ciudad se puede encontrar a los vendedores como Raymundo. Si los encuentra, compre lo nacional, apoye a los nuestros.
“Se cuelgan a la entrada de las casas o en las ramas de los árboles. Nuestros ancestros, los Aztecas, los utilizaban para curar las enfermedades”, agrega.
Raymundo está orgulloso de su raza de bronce. Sin proponérselo y gracias al oficio de vendedor, que inició desde que era un niño, es un promotor de la cultura Mexicana.
Ganar el pan para la familia representa un gran esfuerzo para hombres como él. Las ganancias son de 70 a 100 pesos diarios, recorriendo las calles de todas las ciudades del país. No sólo vende atrapasueños.
“Mientras exista una mujer que barra la casa, seguiremos vendiendo escobas y trapeadores, plumeros para limpiar, que no sólo son objetos sino tienen un valor grande porque son artesanías”, comenta.
Los plumeros que vende Raymundo son elaborados por artesanos de Toluca y son de pluma de guajolote, lo que demuestra la gran cultura emprendedora, herencia de los ancestros.
“Afortunadamente hay muchos guajolotes en las granjas, son criados para ese propósito. Nuestros antepasados usaban lo que la naturaleza daba y en el Estado de México aún se conservan las tradiciones".
Con el oficio de vendedor de artesananías, el hombre sostiene a su familia; dos hijos que asisten a la escuela:
"Yo nunca terminé nada de escuela, sólo aprendí a leer, escribir y hacer cuentas. Quiero que mis hijos estudien algo relacionado al comercio”, expresa.
Además de los atrapasueños de pluma de guajolote, los trapeadores y escobas, Raymundo vende caballitos de madera para niño y niña de 50 pesos.
También oferta columpios de 250 pesos, verdaderas obras de arte confeccionadas por las manos de artesanos nacionales.
Por las calles del Centro de la ciudad se puede encontrar a los vendedores como Raymundo. Si los encuentra, compre lo nacional, apoye a los nuestros.