Independientes usurpadores

Una de las varias razones que dieron vida a las llamadas candidaturas independientes fue la de permitir el acceso de los ciudadanos al poder público sin necesidad de recurrir a los partidos políticos.



Al menos esa fue la intención de fondo del legislador cuando colocó esa figura democrática en la Constitución y en la legislación secundaria.



Y la verdad, en teoría el objetivo lucía interesante y ambicioso, además de que representaba un verdadero coscorrón para los partidos políticos quienes durante décadas monopolizaron el acceso a los cargos públicos.



Un monopolio del que evidentemente abusaron en exceso los institutos políticos, generando un descrédito terrible del sistema de partidos y por ende de los procesos electorales en México.



El antídoto, se pensó entonces, fue crear una ruta alterna de acceso al poder público para todo aquel ciudadano que se sintiera con méritos y capacidades. Esa ruta alterna fue denominada “candidatura independiente”.



La figura quedó inserta en la Constitución y en las leyes en 2014, pero fue hasta el 2015 cuando se estrenó formalmente en una elección.



Lamentablemente, a poco más de tres años de su surgimiento, las candidaturas independientes padecen una especie de prostitución. Por lo menos en Tamaulipas son contados con los dedos de una mano aquellos que han sido auténticos candidatos independientes.



En realidad, la figura del candidato independiente la han usurpado y usufructuado personajes de dudosa reputación y prestigio, que  precisamente por esa y otras razones no han encontrado cabida en los partidos políticos.



Con otro ingrediente: la mayoría de quienes se han cobijado bajo las candidaturas independientes lo han hecho no por un interés genuino de servir a la sociedad sino en la búsqueda del acceso de un cargo público para satisfacer sus ambiciones de poder político y económico.



Le cuento de ello porque, el pasado sábado, en Ciudad Victoria, se celebró el llamado Congreso Nacional Independiente.

Aunque no tiene cabeza visible, para efectos prácticos quien funge como representante es Francisco Chavira Martínez.



Originario de Nuevo Laredo, Chavira Martínez ha transitado por diversos partidos políticos, el último de ellos el PRD, hasta que en la pasada elección local se postuló como candidato independiente a la gubernatura del Estado, aunque al final terminó declinando su aspiración en favor del hoy Gobernador, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.



Al encuentro de este fin de semana reciente asistieron aspirantes y funcionarios municipales que durante la elección reciente se enfundaron en la camiseta de “candidatos independientes”.



La pregunta es: ¿Cuántos de ellos fueron o son auténticos candidatos independientes? La respuesta es obvia y contundente: casi nadie.



Si además le sumamos que quienes ganaron una elección, como el caso del Gobernador de Nuevo León, Jaime “El Bronco” Rodríguez, han decepcionado muy pronto a quienes votaron por ellos, soy un convencido de que las candidaturas independientes ya se contaminaron de ese desprestigio que padecen los partidos políticos.



Un desprestigio que seguramente pasará factura en la elección que viene en el 2018.



O usted dígame, con sinceridad: ¿sigue creyendo en la independencia de los independientes?



ASÍ ANDAN LAS COSAS



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