Sin gas, sin luz y sin gasolina

 

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En las próximas semanas México recibirá otro golpe a su sector energético con el aumento de los precios de las gasolinas. 

El 70 por ciento de la gasolina que se consume en el país se tiene que importar ante la falta de capacidad de refinación de PEMEX. 

Como efecto dominó, después de los apagones provocados por la falta de Gas Natural y energías renovables, ahora toca el turno de los carburantes. 

Esto, al igual que ocurre con la falta de medicamentos (diabetes, cáncer, VIH, coronavirus) no es cosa aislada o producto de la casualidad, es una consecuencia directa de las decisiones que toma el Presidente de la República. 

Tamaulipas, por su condición de estado fronterizo y de vocación energética, es uno de los estados que más ha sufrido de los prejuicios de López Obrador. 

Al suspender la Reforma Energética, AMLO enterró toda posibilidad para aprovechar los yacimientos de Gas Natural con los que cuenta el estado, tanto en la Cuenca de Burgos como en el complejo Tampico-Misantla del Golfo de México (cancelados en las licitaciones petroleras de la Ronda 3 de Pemex).

Con la Contrareforma Energética que ya se aprobó en comisiones la semana pasada y que se espera votar en el pleno del Congreso mañana martes, se busca extinguir la generación privada de energías renovables, otro duro golpe para Tamaulipas.

Actualmente el estado cuenta con 13 parques, y tan solo en este año se esperaba la instalación de 9 más, lo que representa apenas el 19 por cierto del potencial eólico que tiene Tamaulipas, y que lo hacen el segundo estado de todo el país en generación de energía eólica, solo por detrás de Oaxaca. 

Potencial que puede quedar en el olvido si persiste la cerrazón de las autoridades federales. 

Y no estamos hablando de cualquier cosa; hasta el primer semestre de 2020, Tamaulipas había recibido 5 mil 721 millones de dólares de inversión en el sector energético (117 mil 166 millones 080 mil 000 pesos, a 20.48 pesos por dólar) desde que la Reforma Energética fue aprobada. 

De estos, 2 mil 272 millones de dólares fueron para la generación de energía eólica y otros 2 mil 600 millones para el gasoducto entre Texas-Tuxpan, donde el mayor tramo abarca la costa tamaulipeco. 

Lo que contrasta con el sector de hidrocarburos, donde el acumulado es de apenas 237 millones de dólares.

Las estimaciones de inversión para el sector energético, calculadas por la propia Comisión Nacional de Hidrocarburos, esperaban que para el 2025 Tamaulipas recibirá otros mil 732 millones de dólares. 

Estos recursos no solo representan más empleos y sueldos bien remunerados, sino que además garantizan energía limpia y barata que vuelve a las empresas de Tamaulipas y de México más competitivas, y protegen la economía de millones de familias, a quienes se les garantiza el suministro del servicio a precios bajos. 

Pero justamente está ocurriendo lo contrario, el apagón del 28 de diciembre de 2020 fue solo el principio, el segundo aviso ocurrió la semana pasada con la suspensión del servicio eléctrico por la falta de gas, el tercero será el aumento de precios de la gasolina. 

Así que además de los miles de millones en pérdidas económicas que representa la falta de energía, los altos costos de salud y ambientales provocados por el uso de combustóleo (Contingencia Ambiental en Guanajuato), ahora habrá que sumarle el efecto inflacionario generalizado que sigue tras el aumento del precio de la gasolina. 

Que de por si solo es preocupante, pero que sumado con las condiciones de la pandemia puede llegar a provocar la escasez de productos básicos y de alimentos. 

Y si cree que es exageración, voltee a ver lo que ocurre en el sector de la construcción, donde no hay materia prima por el fenómeno de estanflación que se ha generado y que el Gobierno de la República no ha solucionado, es más, ni siquiera lo ha reconocido. 

Contrario a lo que piensa el Presidente, no se trata de simple mala suerte, eventos impredecibles o producto de complots neoliberales. Los malos resultados en materia energética son una consecuencia directa de las decisiones equivocadas que se han tomado desde Palacio Nacional, empezando con la construcción de la Refinería de Dos Bocas, mientras el resto, como la de Madero, está en niveles mínimos históricos de producción. 

Defender las energías renovables es defender la salud, el medio ambiente y la economía. Es defender a Tamaulipas y es defender a México. Es defender el sentido común y la ciencia. Es defender el bienestar general de la politiquería y el populismo. 

Y no, ya no estamos hablando del futuro de nuestros hijos, sino de su presente. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) La única salida para que AMLO pueda evitar otro gasolinazo son más estímulos fiscales a los combustibles, lo que traería un costo enorme a las finanzas del país. La alternativa es el costo político en año electoral. Veremos cuál pesa más.