SIN SALIDA 

La democracia no es un instrumento para lograr mayor crecimiento económico o bienestar o impulsar un cierto objetivo. La democracia es un mecanismo para resolver conflictos entre grupos que tienen diferentes visiones del mundo y del país. Sabemos, desde hace casi 60 años, que es imposible que exista acuerdo total en una sociedad acerca de cómo ordenar diferentes alternativas. No existe el interés nacional, el bien común o el proyecto de país. Existen diferentes perspectivas, que deben ser tratadas con respeto. Es por eso que la democracia liberal es la mejor solución que hemos encontrado los seres humanos para vivir en paz, y gracias a ello, mejorar nuestra situación.

Precisamente por eso se hizo la reforma política de 1977, para permitir que grupos que no eran reconocidos se pudieran incorporar pacíficamente a la discusión y a las elecciones, y con ello pudiese reducirse la tensión, ya convertida entonces en violencia. Las reformas subsecuentes ampliaron el abanico, y permitieron el inicio de la solución de problemas nacionales que llevaban casi un siglo.

Eso terminó en 2018. Un grupo que recibió el respaldo de 44 por ciento de los mexicanos logró, mediante chicanería, obtener más de dos terceras partes de la Cámara de Diputados. Con ello, usurpa una mayoría calificada que no le fue otorgada legítimamente, y desde esa posición de poder intenta destruir para perpetuarse.

México se ubica entre los peores países en manejar la pandemia, si no es que en el peor lugar. Pero además estamos sufriendo uno de los peores inicios de campaña de vacunación. No sabemos con certeza cuántas dosis fueron compradas, ni a quién, ni menos cuándo estarán disponibles. Las pocas que hay, en lugar de aplicarse al personal de salud, se están distribuyendo como botín electoral. El encargado de la administración de la pandemia y de la vacunación, este lunes, insistió en que no hay que utilizar cubrebocas porque no sirve, ni hay que controlar los viajes, porque las personas viajan sanas. Frente a este criminal, no tenemos con qué defendernos. No podemos conseguir las dosis si no es a través de él, no podemos coordinar una campaña de vacunación real y efectiva. No podemos hacer nada.

Frente a la peor crisis económica en un siglo, el gobierno continúa sin impulsar medidas de emergencia, apoyar empresas, rescatar empleos. Por el contrario, celebran una reactivación inexistente, utilizando las cifras de exportaciones y remesas, que no dependen de nosotros, sino de Estados Unidos. Peor todavía, impulsan iniciativas en el Congreso para complicar el outsourcing, derrumbar el Banco de México y destruir el sistema eléctrico. Difícil imaginar peores medidas.

Lo que sigue es aún peor. Mariana Sánchez, estudiante de medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas, fue encontrada muerta el 28 de enero. Dos meses antes había interpuesto una denuncia por violación, en la que afirmaba que un individuo de la comunidad en la que estaba haciendo el servicio social, Nueva Palestina, en Ocosingo, la había atacado. No se hizo investigación alguna, ni la autoridad médica ni educativa aceptaron cambiarla de comunidad para poder terminar ese periodo obligado de su carrera. Es un muestrario de deficiencias de nuestra sociedad: las comunidades autónomas fuera de la ley, la negligencia de autoridades de toda índole, la permanencia de un esquema abusivo como lo es el servicio social, pero, por encima de todo, se trata del abuso y asesinato de una joven mujer.

Pero en lugar de iniciar procesos que nos permitiesen mejorar todas esas deficiencias, lo que tenemos es que Morena lanza como candidato a gobernador de Guerrero a un personaje que trae encima varias denuncias de violación.

Insisto: la democracia es el mejor mecanismo para resolver conflictos entre grupos. Si no funciona, lo que queda no es nada agradable.