Los errores de Mario

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Durante los dos años que pasó al frente de la coordinación de la bancada morenista en San Lázaro, invariablemente Mario Delgado aplicó una fórmula para construir consensos con sus colegas parlamentarios: el diálogo, antes de los chantajes o las indisciplinas.

Ahora como presidente del CEN de Morena, el legislador con licencia quiere hacer prevalecer esa misma condición. A golpe de realidad, empero, ha descubierto que una cosa es bajar la línea presidencial y otra, muy distinta, negociar con los grupos partidistas, en vísperas de la definición de las candidaturas.

Entre la opacidad y el gatopardismo, Delgado Carrillo apela al cumplimiento de la palabra empeñada y la aceptación de los resultados generados por la Comisión de Encuestas para definir a los representantes de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación en las 15 entidades que renovarán gubernaturas el próximo 6 de junio.

Salvo en San Luis Potosí —donde será mujer quien ocupe ese cargo—, los 14 designados podrían asumirse como precandidatos únicos en automático, pero no puede descartarse que tras de apelar su derecho a participar en las contiendas internas, muchos de los 150 aspirantes soliciten su registro... ya sea ante la Comisión de Honestidad y Justicia o ante las autoridades jurisdiccionales.

Delgado quiso repetir la fórmula de AMLO para designar candidatos, pero carece del liderazgo y los elementos que puedan frenar a los acelerados. Y el modelo de designar a los coordinadores estatales para la defensa de la 4T resultará ineficaz, al menos en la mitad de las entidades... justo donde han brotado más inconformidades.

¿Chantajes en Morena? Michoacán y Guerrero son los casos más preocupantes. Ambos, por el condicionamiento de las “presiones externas” que aceleraron la definición de los prospectos. Los “expedientes negros” de los candidatos más aventajados —los senadores Cristóbal Arias y Félix Salgado Macedonio— serían expuestos públicamente.

Arias no alcanzó la designación y molesto porque la dirigencia morenista no le reconoció su condición de puntero en las encuestas, ahora negocia con la oposición. Su popularidad podría llevarlo a una candidatura, pero en campaña tendría que afrontar ataques y denostaciones que ya verbalizó la titular de la Secretaría de las Mujeres de Morena, Carol Arriaga.

Ella y la secretaria general del partido, Citlalli Hernández, han emplazado a las instancias partidistas para atender las evidencias contra Salgado Macedonio, presuntamente responsable de agresiones sexuales contra una excolaboradora, según una denuncia tramitada en su contra por la Fiscalía de Justicia en Guerrero.

Para definir al prospecto en Michoacán, la dirigencia morenista revisó los careos que medían al senador —expresidente de la Comisión de Justicia— con el alcalde de Morelia, Raúl Morón. Los negativos del legislador hacían inviable su nominación, pero él asumió que los exgobernadores Leonel Godoy y Lázaro Cárdenas Batel estuvieron detrás de su defenestración.

Entre los aspirantes a la candidatura de Morena en Michoacán está Selene Vázquez Alatorre, quien tramitó ante las autoridades electorales la consulta que derivó en el lineamiento que los partidos políticos deben aplicar para postular al menos siete mujeres, en cumplimiento de la paridad de género.

La acción afirmativa y la sanción de la violencia contra las mujeres son dos de las banderas que defenderán las mujeres, dentro y fuera de las organizaciones partidistas. Al definir a los coordinadores estatales de Michoacán, Guerrero y Sinaloa, Delgado Carrillo pudo optar la nominación de una mujer, contaba con al menos cinco aspirantes competitivas.

La dirigencia morenista ya había seleccionado a Marina del Pilar Ávila en Baja California; Layda Sansores, en Campeche; Indira Vizcaíno en Colima; Clara Luz Flores, en Nuevo León; Celia Maya, en Querétaro y Lorena Cuéllar, en Tlaxcala.

Al final optó por reservar la candidatura de una mujer para San Luis Potosí, lo que dejó fuera a prospectos mejor posicionados, entre ellos el expriista Juan Ramiro Robledo.

Para Sinaloa estaba la senadora Imelda Castro... y una rebelión contra Delgado, que tuvo como sus principales voceros al alcalde de Mazatlán, Benítez Torres, y al exsecretario de Gobierno, Gerardo Vargas.

Por economía de proceso, Mario Delgado dejó los casos más difíciles al final. Una estrategia contraproducente sobre todo en el caso de Guerrero —observan integrantes de la dirigencia morenista— por las presiones de los grupos involucrados. Los que respaldaban a Pablo Amílcar Sandoval y Luis Walton Aburto, apelaron a sus relaciones con Palacio Nacional.

“Lo más importante es la rentabilidad electoral, no la cercanía a la pareja presidencial”, insiste un asesor de Delgado, “y hubo aspirantes en Nayarit —Manuel Peraza—, Tlaxcala y Colima donde también quisieron valer influyentismos, pero toparon con pared. Otros, como Chihuahua, no jugaron esas cartas y aceptaron los resultados sin quejarse”.

Ese fue el caso de Rafael Espino, aunque su posicionamiento en las encuestas no lo ubicaba como la mejor carta, sino al expanista Cruz Pérez Cuéllar, quien contaba con el respaldo de Ricardo Monreal. Al final, la nominación recayó en el excoordinador de los programas federales, Juan Carlos Loera.

Sin margen de maniobra, tras de haber definido las candidaturas de Baja California, Nuevo León, Baja California Sur y Zacatecas, el caso más complicado fue Guerrero, coinciden en señalar las fuentes consultadas. “Las presiones arreciaron y ocurrió una especie de compensación, que necesariamente tendría un alto costo”. Y ahora, las presiones a Delgado por la nominación de Salgado Macedonio son de otra índole.