López-Gatell, el impresentable

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Me pregunto ¿a qué se dedicará Hugo López-Gatell Ramírez una vez que termine su ya prolongada carrera burocrática-administrativa en el sector salud? ¿A dar consulta como epidemiólogo? ¿A la docencia o la academia? ¿Acaso a la investigación?

Lo dudo mucho por varias razones. La primera es que la práctica privada de la medicina sería una contradicción ideológica para él. Además, me resulta difícil imaginar que alguien sensato confíe su salud a un sujeto así. ¿Usted llevaría a su hijo enfermo con López-Gatell para curarlo? Francamente, yo no.

Tampoco veo a alguna universidad seria contratando a Hugo López-Gatell como director de la Facultad de Medicina. Es más, ni siquiera como catedrático de la materia Estetoscopio I. Los centros de investigación que se respetan no le abren la puerta a mequetrefes.

El presidente López Obrador ha dicho varias veces que para él es más importante la moral y la justicia que le ley. Pero en el caso de Lopez-Gatell se le olvidó. Fue inmoral que el responsable de enfrentar la pandemia de coronavirus haya dejado botada la emergencia para irse a la playa. Fue inmoral que mientras él se asoleaba en las playas oaxaqueñas, se olvidaba del cubrebocas y de la sana distancia, murieron alrededor de dos mil mexicanos por el virus que él ha sido incapaz de contener. Es inmoral e irresponsable que no dé el ejemplo. Es inmoral que mientras le pide a los mexicanos -una y otra vez-  quédate en casa, él se va de vacaciones. Es inmoral y es injusto.

Como injusto es también que cínicamente defienda su error diciendo que no tiene nada qué ocultar. Cierto, López-Gatell ha trabajado mucho. Mal, pero mucho. Aunque no más que los miles y miles de mujeres y hombres del personal sanitario que están en la primera línea de combate al coronavirus. Ellos no han tomado vacaciones. Incluso, muchos dejaron a sus familias durante las fiestas de fin de año para venir a la Ciudad de México a atender la emergencia que Hugo López-Gatell se empeñó en ocultar.

Mientras las autoridades pedían no asistir a fiestas de Navidad o Año Nuevo, López-Gatell viajó a Oaxaca a visitar a familiares muy cercanos, a personas muy amigas y estuvimos en una casa particular. Entonces, ¿dónde quedó aquello que celebrar solo con las personas o familiares que viven en la misma casa? ¿Visitar a familiares muy cercanos y personas muy amigas en una casa particular -ajena- no fue irresponsable y contrario a las recomendaciones médicas?

López-Gatell debería avergonzarse de sí mismo. La comunidad médica lo desprecia, porque le importa más la ideología que la salud. Le reprochan que no reconozca sus limitaciones y que su abyección sea más fuerte que su vocación. Hugo López-Gatell mandó su carrera por el caño, porque le importa más quedar bien con su jefe que su prestigio. Debería ser cesado de inmediato y perder su cédula profesional. Pero claro, eso solo ocurre en gobiernos y países que se respetan a sí mismos.