Segunda ola

"Va a desaparecer. Un día, es como un milagro: va a desaparecer".

Donald Trump
 
 
Muchos países están sufriendo una segunda ola de la pandemia. México quizá no, pero porque aquí nunca hubo realmente una remisión. El 23 de marzo, cuando el gobierno decretó la Jornada Nacional de Sana Distancia y ordenó el cierre de "negocios no esenciales", la Secretaría de Salud reportó 51 casos nuevos y dos fallecimientos. Este viernes pasado, 11 de diciembre, el reporte fue de 12,253 nuevos contagios, la cifra más alta en un día, y 693 muertes.

El presidente López Obrador no puede seguir sosteniendo que México es un ejemplo para el mundo. Nuestro país ocupaba el 11 de diciembre el decimotercer lugar en contagios acumulados registrados, pero el cuarto en total de fallecimientos. Aun si las cifras se ponderan por número de habitantes, como tanto insiste el Presidente, México tiene el decimosexto lugar mundial con 872 muertes por millón de habitantes (Worldometer).

Lo peor es que nuestro país tiene un fuerte subregistro de contagios y muertes porque casi no ha aplicado pruebas: solo 24,234 por millón de habitantes, lo que nos coloca en el lugar 158 del mundo. Dinamarca, cuyo sistema de salud supuestamente ya igualamos, ha aplicado 1,442,038 pruebas por cada millón de habitantes; Estados Unidos, 654,462; España 515,393.

Hace unos días el presidente López Obrador hizo un llamado a los mexicanos a cuidarse. "Actuemos en este mes de diciembre con mucha responsabilidad para evitar contagios, porque la pandemia de Covid-19 sigue dañando, causando estragos; y mientras no tengamos la vacuna, lo mejor de todo, lo más eficaz, es cuidarnos nosotros mismos". No impuso nuevas restricciones: "El gobierno que encabezo no va a limitar las libertades. No soy partidario de medidas coercitivas como las prohibiciones o el toque de queda. Puede parecer utópico, romántico, pero como siempre lo he dicho, y lo sostengo: Prohibido prohibir".

Coincido en este punto. Las restricciones no solo son una violación a las libertades individuales, sino que dañan mucho más a los pobres, a aquellos que no pueden darse el lujo de dejar de trabajar. Las limitaciones a la actividad económica, por otra parte, no han contenido la pandemia. Los estados que más han restringido las actividades personales o comerciales no han tenido mayor éxito que los demás. Nuevo León impuso medidas draconianas hace meses, como restringir el número de personas en vehículos privados y limitar el transporte público, pero esto solo saturó el transporte y aumentó el número de contagios; ahora, el gobierno neoleonés ha regresado a la senda fallida y ha impuesto nuevas restricciones. Argentina es el país latinoamericano que ha tenido un confinamiento más estricto, pero es el que peores resultados muestra hasta ahora.

Importa tener claridad de objetivos y acciones. De qué sirve que la autoridad establezca "semáforos" para que luego diga que "el color del semáforo es intrascendente". ¿Cómo puede el Presidente pedir que nos cuidemos si él se niega a usar mascarilla? ¿Por qué seguimos siendo uno de los países con menor número de pruebas?

En medio de esta segunda ola, o de este recrudecimiento, el subsecretario Hugo López-Gatell culpa a la gente: "El cambio entre una semana y otra va siendo cada vez más grande. Si seguimos en esta congregación en espacios privados y circulación en espacios públicos el salto para la siguiente semana va a ser mucho mayor". El exsecretario de Salud Julio Frenk lo ve distinto: "El manejo de la pandemia ha sido muy defectuoso". De acuerdo: hemos sufrido un gran fracaso en la aplicación de políticas públicas de salud.