Nuevo plantón

"Para ser libres no sólo hay que romper tus cadenas, sino respetar las libertades de los demás".

Nelson Mandela
 
 
Una vez más se ha plantado un campamento sobre Avenida Juárez y el Paseo de la Reforma en el centro de la Ciudad de México. Las tiendas de campaña están vacías, como la vez pasada; pero los intereses políticos están dañando a los vecinos, a los comercios y a los empleados.

El Presidente López Obrador se ha dado cuenta de que Frena, el Frente Nacional Anti-AMLO, le da una buena oportunidad para fortalecerse en un momento en que su popularidad había venido bajando.

Por eso, a pesar de que la Policía detuvo primero la manifestación rumbo al Zócalo, y empezó a quitar las tiendas de campaña cuando se colocaron originalmente, él ha invitado a los integrantes del plantón a permanecer en las calles.

"Se van a poder quedar ahí en sus casas de campaña como nosotros lo hicimos, y que se queden un tiempo suficiente, que no sea nada más efímero, unos cuantos días".

Andrés Manuel conoce el costo político que el plantón de Reforma de 2006 tuvo para él y para su movimiento. De hecho, hay buenas razones para pensar que su derrota electoral de 2012 se debió al persistente recuerdo del bloqueo.

Ahora él quiere que sus opositores paguen la misma novatada. Por eso los invita no sólo a quedarse, sino a hacerlo un tiempo suficiente.

Esta protesta se convirtió el fin de semana pasado en una verdadera comedia de errores. La manifestación de unos cuantos cientos de simpatizantes difícilmente habría tenido atención o repercusión. La decisión del Gobierno capitalino de impedir el paso de la protesta al Zócalo, con una nutrida falange de granaderos-que-ya-no-son-granaderos, le dio relevancia a la movilización. También las descalificaciones a los manifestantes del supuesto periodista tuerto-que-no-es-tuerto, Paul Velázquez, porro de la 4T.

José Alfonso Suárez del Real, Secretario de Gobierno de la Ciudad, argumentó que cerró el paso de los manifestantes al Zócalo debido a las reglas sanitarias de la pandemia y que por eso mismo trató de impedir que colocaran tiendas de campaña en Avenida Juárez. Al final el Presidente cambió la decisión.

López Obrador sabe muy bien lo que hace. El plantón tendrá un costo significativo para el Frena, una organización con un número pequeño de participantes, porque irritará a la sociedad.

Las relucientes tiendas de campaña se mantendrán sobre el pavimento varios días, quizá semanas, y le recordarán a la gente el fracaso del movimiento. Quienes simpatizan con el Frente, por otra parte, son personas de clase media que tienen que ganarse la vida; no se pueden quedar en plantón permanente.

Muchos de quienes realizaron el bloqueo de López Obrador de 2006 recibían dinero, pero los 150 pesos al día que recibían no serían suficientes para una persona de clase media.

Las dos partes están metidas en sus juegos políticos. Ni al Presidente ni al dirigente de Frena, Gilberto Lozano, les importa el daño que genera un plantón. López Obrador quiere fortalecerse en el poder, Lozano quiere forzar la renuncia de López Obrador, cosa que no va a suceder.

De momento, el Presidente va ganando la partida. Frena no tiene ni la fuerza ni la capacidad para mantener su plantón un tiempo largo. López Obrador entendió que la decisión original de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, o de su operador, Suárez del Real, fue un error. Usar la fuerza pública contra el movimiento sólo lo beneficia.

Mucho mejor es dejarlo en las calles, para que enfrente el enojo de los afectados y la inclemencia de las lluvias nocturnas de la capital.