Campaña en vacaciones

Arrancaron las campañas más locales de todas; a partir de este lunes y durante los próximos 45 días, las y los candidatos presentarán al electorado sus propuestas para convencerlos y asegurar los votos que los lleve al Congreso local.

Los proyectos y las políticas públicas que ofrezcan los aspirantes tendrán que ser concretas, y sobre todo diseñadas para solucionar las problemáticas que enfrentan quienes viven en su distrito. 

Es verdad que la seguridad y el empleo son necesidades generalizadas, pero su grado de urgencia varía según la región del estado. De ahí la necesidad de políticas y soluciones particulares. 

El problema de la atención a migrantes no será igual en Tampico y Victoria, que en Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros. 

La promoción de la inversión y el empleo no será igual en la región cañera, el altiplano o la zona conurbada. 

La cobertura de necesidades básicas tampoco; mientras que en algunos distritos la falta de pisos de tierra o techos de lámina son una necesidad, para otros la falta de agua, luz o apoyos alimenticios son su prioridad. 

Así que las fórmulas genéricas no funcionan en este tipo de elecciones. Prometer más empleo y más seguridad no es suficiente para quienes aspiran a ser los futuros legisladores. 

Y aunque el entorno estatal y el ambiente nacional también serán factor que influye en las preferencias, no serán los más importantes. 

Todas las elecciones son locales, dice el adagio político; pues las elecciones legislativas locales lo son más que todas. 

Eso exige un contacto directo entre el candidato y los votantes. Paradojicamente, una campaña de apenas 45 días necesita de una estrategia de aire intensa y no solamente por la guerra sucia o la maquila de memes, sino para dejar claras las propuestas y proyectos de gobierno de las candidatas y los candidatos al Congreso.

Ojo, propuestas no promesas. El legislativo es un órgano colegiado, que a diferencia del ejecutivo, necesita deliberar y formar mayoría antes de aprobar o rechazar cualquier iniciativa. 

Un legislador nunca podrá por si solo garantizar la aprobación de una ley. 

Recordarlo parece una obviedad, pero a la hora de las campañas es lo primero que se le olvida a los candidatos y a los votantes. Lo mismo que su grado de competencia.

Las grandes concentraciones son ejercicios de movilización para el llamado día D, también son una buen herramienta de promoción, pero sería un error creer que entre más grande sean los eventos de campaña más votos tendrá el candidato. 

Lo mismo ocurre con las encuestas, las mediciones que se hacen públicas son una herramienta de promoción, que se vuelven más importantes conforme van avanzando las campañas.

Pero las encuestas que sirven para tomar decisiones, esas, por obvias razones, nunca se vuelven del dominio público. 

Así que sería muy ingenuo creer todo lo que dicen los números en una campaña electoral.

Y como si eso fuera poco, iniciar una campaña electoral al inicio de las vacaciones tampoco es cosa fácil. 

La lucha por atención del votante en un periodo donde lo que la gente busca es salir de la rutina y desconectarse de la seriedad de la vida es prácticamente imposible, lo que exige la mayor creatividad de los candidatos y sus equipos. 

Reconocimiento, aceptación, diferenciación y voto. Esas son las etapas por las que tiene que pasar toda campaña. Cada candidato y candidata inicia en un punto distinto, y para algunos ciertas etapas puede ser más difíciles que otras.

Los candidatos de Morena, por ejemplo, tendrá que invertir mucho tiempo para que la ciudadanía sepa quienes son, mientras que los priistas tendrán que concentrarse en la etapa de aceptación si quieren seguir avanzando. 

Para los panistas, la clave será dejar en claro que los hace diferentes al resto de su competencia. 

Ninguna campaña es igual a la otra. Así que tenga por seguro que seremos testigos de algunas cuantas sorpresas de aquí al 29 de mayo. Esto se va poner bueno. 

Pues eso.