Vendedores de impunidad

Durante muchos años, tal vez décadas, presuntas organizaciones campesinas y obreras, como la UCD y la Onapafa, se han dedicado a lucrar con sus siglas,  en abierta complicidad con los tres órdenes de Gobierno.

En entidades como la nuestra, esos membretes han convertido en un jugoso negocio la venta de pedazos de cartón enumerados, para proteger la circulación impune de vehículos de procedencia extranjera, introducidos ilegalmente al país.

Los precios de dichas “placas” de cartón varían, pero rondan los mil pesos. A cambio de ese pago, le dicen al automovilista que podrá circular en la ciudad o carreteras, sin ser molestado o infraccionado por los agentes de Tránsito o por la Policía Federal División Caminos.

Y no mienten: efectivamente, los oficiales responsables de hacer respetar el reglamento de Tránsito, no infraccionan los vehículos con placas de la UCD o la Onapafa.

Consecuentemente, como los pedazos de cartón con las siglas de esas organizaciones funcionan, Victoria y la mayor parte de los municipios de Tamaulipas están invadidos de vehículos americanos.

Bajo ese escenario, resulta evidente la existencia de una complicidad con las autoridades. La tolerancia para ese actuar impune no puede significar otra cosa más que un arreglo entre quien debe hacer respetar la ley y quienes la violentan.

Desde luego que resulta lamentable lo que está sucediendo porque, por un lado revela que hay algunos funcionarios que , a cambio de hacerse de la vista gorda toleran el pisoteo impune de la ley, y por otro se está causando un enorme daño a las ciudades ya que cada vez aumenta más el parque vehicular.

Eso sin contar con que ese tipo de unidades son instrumento idóneo para la delincuencia porque es fácil utilizarlo, sin riesgo, para la comisión de algún delito.

El hecho alcanza mayores niveles de sospecha porque el año pasado se anunció oficialmente que no habría tolerancia para esas organizaciones, y ocurrió todo lo contrario.

Por ejemplo, en Ciudades como Victoria, es notorio que cada vez  hay más unidades americanas circulando. Y no se trata de cualquier carrito,  porque en su mayoría son unidades de lujo que incluso tienen más costo en el mercado que un vehículo oficial.

Ya en alguna ocasión le había comentado aquí de éste asunto, pero me pareció prudente retomarlo porque de mantenerse ese rimo de crecimiento desordenado del parque vehicular, la vialidad capitalina será un caos.

Desde luego también lo retomo para dejar constancia de que existe un sospechoso silencio de los Gobiernos frente al problema.

Por otra parte, inevitablemente ese silencio o apatía oficial frente a mayúscula violación a la ley, manda un mal mensaje y molesta a los ciudadanos que, como usted y yo, nos preocupamos por pagar nuestros impuestos puntualmente.

Lo primero que nos preguntamos aquellos que siempre hemos procurado cumplir con las obligaciones tributarias derivadas de poseer un vehículo automotriz es: ¿Sirve de algo ser respetuoso de la ley? 

Si nos atenemos a lo que vemos en la calle, la respuesta parece un “no” contundente, porque, como le decía, hay decenas o cientos de  vehículos “chocolates”, amparados en pedazos de cartón como si fueran placas expedidas por las Oficinas Fiscales.

Si de verdad aspiramos a ser una sociedad ordenada, respetuosa de las normas que la rigen, los Gobiernos deben cumplir puntualmente con su parte, de ser garantes de la ley.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com