Cajas chiquitas

Las Comisiones Municipales de Agua Potable y Alcantarillado (Comapas), han sido durante décadas, “cajas chiquitas” de los Gobiernos municipales y estatales. Han funcionado como una especie de “cochinito” al que los gobernantes recurren para solventar gastos que no se pueden atender con el presupuesto oficial.

Esta función de “caja chiquita” es más recurrida cuando se trata de tiempos electorales. Desde ahí se han financiado campañas políticas de gobernadores, alcaldes y diputados.

Al funcionar con autonomía presupuestal y operativa, los responsables de los organismos operadores del agua pueden actuar a discreción en el manejo de los ingresos por el servicio que prestan a la comunidad. Ellos saben cuánto entra y cuánto sale, y desde luego ellos deciden en qué y cómo se gastan ese dinero.

Así ha sido y es la realidad de las Comapas. Le cuento de ello porque la semana pasada, el titular de la Comisión Estatal del Agua de Tamaulipas (Ceat), Luis Javier Pinto Covarrubias, declaró que ya se está poniendo orden en esos organismos.

De acuerdo con el funcionario estatal, hay dos situaciones que están corrigiendo: la reducción de la obesa nómina y los tabuladores salariales de cada una de las Comapas. Son estos dos factores los que más “sangran” sus finanzas.

Desde siempre, el partido en el poder usó a las Comapas para colocar en ellas a sus operadores políticos. Incluso, desde ahí se comenzaba a proyectar a futuros gobernadores, alcaldes y diputados.

Pero lo más grave de todo es que los sueldos que recibían (o reciben) esos beneficiarios de las “cajas chiquitas”, son estratosféricos. El mismo Pinto Covarrubias explica que los sueldos están por muy encima de los que paga el Gobierno del Estado a su burocracia de primero y segundo nivel.

En razón de ello, ojalá y que lo anunciado por Pinto sea verdad y no una simple declaración para la prensa. Es urgente y necesario frenar el saqueo que padecen las Comapas, sobre todo porque lo que se están robando es el dinero que los contribuyentes, como usted y yo, pagamos por el servicio de agua potable y alcantarillado.

Es criminal que, en municipios como Victoria la Comapa tenga el acueducto trabajando al 25 por ciento porque no hay dinero para pagar la energía eléctrica que permita operarlo al 100 por ciento, lo cual obliga a racionalizar o sectorizar el servicio, mientras que decenas de burócratas se dan vida de reyes al amparo del presupuesto público.

No es posible seguir tolerando que mientras un grupito de servidores públicos disponen del presupuesto a su antojo, haya cientos o miles de familias que reciben agua a cuentagotas. Es urgente evitar que eso siga ocurriendo.

 

EL RESTO

 

Por cierto, ahora que anda de moda el combate al huachicoleo, no estaría nada mal que alguna instancia gubernamental se echara un clavado en el padrón de usuarios de las Comapas.

Le aseguró que ahí encontrará a cientos o miles de usuarios privilegiados que pagan una cuota mínima, simbólica, a pesar de ser dueños de enormes mansiones.

Entre muchos de esos privilegiados hay una larga lista de funcionarios públicos, incluidos los mismos de los organismos operadores de agua. Hay que poner un ‘hasta aquí’ a tamaño saqueo.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com