El Plan de la desesperanza

NoEl Plan Nacional de Paz y Seguridad anunciado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y el que será su Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, está generado más desesperanza que esperanza.

Es así porque la estrategia con que el nuevo Gobierno intentará acabar con el baño de sangre en que la delincuencia organizada y desorganizada tienen sumido al país entero, es más de lo mismo.

Las medidas que AMLO y Durazo consideran que serán el remedio para devolvernos la paz y tranquilidad a los mexicanos son las mismas que han aplicado los anteriores Gobiernos, con su evidente fracaso, por lo que no vemos razón para pensar que, ahora sí las cosas van a mejorar.

Y si no me cree, échele usted mismo un vistazo al famoso Plan de López Obrador. Con el adelanto tecnológico que hoy tenemos al alcance, basta con que entre a cualquier buscador de internet para que tenga a la vista al documento. Léalo para que entienda por qué le digo que no se ilusione.

Con toda sinceridad, nada me daría más gusto que el nuevo Gobierno resolviera el problema de inseguridad pública que nos ahoga como sociedad, porque en ello va el bienestar propio y de toda mi familia, pero honestamente no veo la mínima posibilidad de que ello ocurra.

Sólo le menciono algunos puntos del Plan para que me entienda mi pesimismo y desánimo. Dice Durazo que se contempla la creación de una Guardia Nacional, integrada por Militares, Marinos y Policías, para enfrentar la delincuencia.

Quisiera recordarle, sin embargo, que eso es exactamente lo mismo que hicieron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: usar a las fuerzas armadas para atacar la delincuencia, y los resultados están a la vista de todos con un país cada más ensangrentado.

Lo que Andrés Manuel hará entonces será simplemente crear un membrete para justificar que Militares y Marinos sigan en las calles combatiendo la delincuencia, algo que tanto criticó en campaña al grado de prometer que una vez en el Gobierno los regresaría a sus cuarteles.

Por otra parte, se anuncia que se emprenderá una “limpia” de las corporaciones de seguridad y justicia para que solamente queden en ellas los elementos honestos y con verdadera vocación.

¡Por favor! El Gobierno federal y sus pares en los Estados llevan casi una década depurando las policías y las instituciones de justicia, sin que ello haya reflejado un beneficio ni en el combate al hampa ni en la disminución de la corrupción.

Al contrario, producto de esa depuración, entidades como Tamaulipas padecen un gravísimo déficit de policías y agentes del Ministerio Público, estimado en 10 mil elementos, porque no hay quién se interese por esas chambas.

Dicen por otra parte que perseguirán el dinero de la delincuencia organizada, pero eso no es ninguna novedad porque es algo que está en la ley como obligación del Gobierno.

Para agrandar más el desánimo, el Presidente electo involucra en su plan de gobierno cuestiones espirituales y emocionales como herramienta para sumar a la sociedad en la lucha anticrimen.

“El propósito principal para garantizar la paz y la seguridad será mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población, buscar el bienestar material y al mismo tiempo lograr también el bienestar del alma, el fortalecimiento de los valores culturales, morales y espirituales”, detalló.

Por todo eso, déjeme insistirle en que, por lo que a mí hace, no albergo la mínima posibilidad de que la situación de violencia delincuencial mejore. Y honestamente, eso me preocupa y me asusta, sobre todo porque cada día la inseguridad pública cobra más víctimas inocentes.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com