Tiene una herida en un pie con años sin curar

Lolita vende nopales y saca fuerzas, pese al dolor que siente

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- La vida de Dolores Hernández Carrizales “Lolita” es una vida marcada por el sufrimiento en las calles y por una enfermedad que ella misma desconoce. 

El dolor más grande de Lolita, más que dormir en las calles, es la herida en el pie izquierdo que le carcome la piel desde hace varios años -más de 6- según testigos que la conocen. 

Es domingo por la tarde y Lolita compra nopales que después revende; recoge los chiles verdes que han quedado en el piso después de la vendimia de los ambulantes.

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La herida de Lolita está a flor de piel. Alrededor de ella hay unas pequeñas hormigas que no parecen molestarle, porque su mente ha empezado a divagar. 

“ Eso me sucedió por culpa del dengue, me quedé dormida en los cuartos de arriba de la casa y los zancudos me comieron la sangre. Desde entonces no se quiere curar el pie”, dice Lolita mientras saca un billete de 20 pesos para pagar los nopales. 

Hay días que Lolita desaparece del Centro de la Ciudad, porque no puede caminar debido a la fiebre que le ocasiona la infección en el pie. 

Con el dinero que obtiene de la caridad de las personas y la venta de nopales, compra alimentos y acude a las farmacias similares, según los que la han visto. 

“Pero no se alivia, quizá tenga diabetes y no lo sepa. Aquí ha pasado con medicina de las farmacias similares. O las condiciones en las que vive no le permiten curarse”, comenta una persona. 

A Dolores se le puede ver hasta altas horas de la noche, en los alrededores de la Colonia Guadalupe Mainero o a las afueras del Oxxo.

Nadie sabe de dónde saca las fuerzas para caminar y para seguir con la ilusión de vender nopales. 

“Antes decía que tenía un hijo y un nieto y que la trataban mal, pero no sabemos si eso es verdad. Cuando la conocimos hace más de 6 años ya tenia el pie así”. 

La realidad es que Lolita necesita atención médica especializada para su pie y un lugar seguro para dormir. 

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Lolita necesita de las instituciones sociales encargadas de proteger a las personas de la tercera edad.

Duele el corazón pensar que Lolita duerme en cualquier rincón de la Ciudad, como un animalito callejero, a merced de todos los peligros.