¿Y ahora quien será el enemigo?

El ataque orquestado desde las redes sociales contra los Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no es un acto espontáneo de la ciudadanía, es una nueva muestra de poder del presidente electo. 

El pretexto ha sido el plan de “austeridad republicana” que busca imponer Andrés Manuel López Obrador en el gobierno federal, incluidos el resto de los poderes.

Pero tal como ocurre con la reciente figura propuesta de los coordinadores estatales del gobierno federal, la jugada de nuevo es una estrategia política disfrazada de piel de oveja.

AMLO se convertirá en diciembre en el represente del poder ejecutivo del Gobierno de México, y al mismo tiempo, al ser el líder moral y fundador de MORENA, se convierte de facto en el dirigente de sus Senadores y Diputados Federales, que al ser mayoría en ambas cámaras le dan en automático el control del Congreso. 

En otras palabras, le da a López Obrador el control de dos de los tres Poderes de la Unión, restando únicamente el Poder Judicial. 

Antes de eso, AMLO ya dejó claro que también va por los gobiernos locales por medio de MORENA, y no solo está pensando en las gubernaturas, también en los Congresos Estatales y hasta en las Presidencias Municipales. 

El pleito del presidente electo con el INE nos da una muestra del trato de subordinación que espera el próximo Poder Ejecutivo de los organismos públicos autónomos como el Banxico, la CNDH o el propio Instituto Nacional Electoral, por mencionar algunos. 

Es decir, AMLO quiere tener el control del Supremo Poder de la Unión, como en su tiempo lo ostentaban los presidentes priistas cuando la dictadura perfecta.

Lo que parece ser la única diferencia del entonces con el ahora, es que los priistas por lo menos se preocupaban por las formas, mientras que AMLO las considera una pérdida de tiempo. 

López Obrador se imagina como el nuevo Tlatoani (nahuatl: el que habla, gobierna) que cuenta con la legitimidad del voto popular que le da un derecho “legítimo” para concentrar todo el poder de la República en su persona. 

Pausa para recordar un cliché: el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Sería negligente entonces no señalar ese peligroso camino por donde se está dirigiendo el presidente electo. 

AMLO ha reiterado una y otra vez que su gobierno será una cuarta revolución para México, por eso que hay que tener claro que toda revolución tiene bandos: buenos contra malos, amigos contra enemigos. Y no nada más en el sentido figurado o ideológico, estamos hablando de personas concretas. 

El asunto tampoco es para asustarse, todo gobierno revolucionario o no, también tiene adversarios. 

Peña Nieto por ejemplo, es fecha que mantiene un conflicto con el CNTE por la Reforma Educativa. Peña desmanteló el poder y la influencia de los gobernadores con las nuevas leyes de coordinación fiscal, mientras que al resto los metió a la cárcel. La reforma a la Ley de Telecomunicaciones fue diseñada para repartir el poder de las televisoras, aunque ahí se le adelantó el Internet. Sin olvidar al narcotráfico y al crimen organizado. 

El asunto es que AMLO pretende ostentar un poder absoluto que no deja espacio para el disenso, es decir, no caben ni se toleran a los adversarios, o en este caso a los enemigos (para hablar en el lenguaje revolucionario de moda). En otras palabras, no habrá más culpables ni chivos expiatorios que el propio presidente. 

Ya lo vemos con el escándalo del fideicomiso de MORENA, cierto o falso, solo hay un responsable único ante la opinión pública y los ciudadanos. Responsable que tiene que salir personalmente a dar la cara y a defender las acusaciones como lo hizo AMLO este sábado. 

Hay le va otro cliché, el poder desgasta… Ya se imagina lo que hace el poder absoluto. 

Por años, décadas incluso, AMLO a sostenido que su principal enemigo es Carlos Salinas de Gortari, el innombrable. Pero ya asumida la presidencia “el innombraable” no le servirá de pretexto. Ni modo de que Salinas tenga más poder que López Obrador. 

Así que tendremos que esperar quién será el nuevo enemigo de la patria de AMLO. Hoy es el Poder Judicial y el INE, mañana serán los gobernadores de oposición, ¿pero después?.

Es lo que tienen los gobiernos populares, todos siguen un mismo camino y las mismas recetas. Por eso no debe extrañarnos que terminen también en los mismos lugares. 

Y eso que todavía no se cumple ni un mes de las elecciones. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) La carrera de nutrición de la UAT campus Reynosa acaba de ser acreditada ante el Consejo para la Calidad de los Programas Educativos en Nutriología. 

Para ello se evaluaron  la estructura del programa educativo, aulas, laboratorios, instalaciones, así como la preparación de los docentes y personal administrativo del programa educativo, entre otros aspectos.

La acreditación tiene una vigencia de 5 años y tiene validez desde julio de este año.