Vende jaibas a sus 82 años; se enamoró de Victoria

Llegó hace 30 años de San Fernando. Don Ramón, incansable, hombre de familia.

Ciudad Victoria, Tamaulipas.-  Ciudad Victoria tiene un “algo”  que enamora y eso lo sabe Don Ramón Zapata, quien llegó a visitar a unos hermanos hace 30 años y se quedó a vender jaibas rellenas. 

En la calle 7 y Bulevar Praxedis Balboa, Ramón Zapata, de 82 años, es un personaje conocido porque trabaja a diario en la venta de jaibas que antes cocinaba. 

“Yo sé hacerlas, durante mucho tiempo las preparé pero ahora las compro al señor de la vitrina. Es un trabajo donde gano dinero sin cansarme, es como un pasatiempo porque me divierto, platico con los amigos”, comenta. 

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Para estar más cerca de sus hermanos, Don Ramón -originario de San Fernando- decidió venir a radicar a Ciudad Victoria. 

“Me gustó la gente de aquí y como siempre me ha gustado mucho el negocio lo primero que compré fue un carretón con unas vitrinas de agua, pero vi que no funcionaba, fue entonces que se me ocurrió vender jaibas”, expresa. 

Para Ramón el trabajo de vendedor es algo fácil después que durante su juventud se desempeñó como operador de maquinaria pesada. 

“Lo peor es tener un patrón porque te mandan de un lado a otro. En mi caso tuve 12 hijos, mi esposa y ellos viven, se quedaron a vivir en San Fernando, me hablan a diario, están pendientes de mí”, afirman. 

A pesar de tener una familia no le gusta depender por completo de sus hijos, tampoco de los apoyos de gobierno a los adultos mayores. 

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“Hay personas que nunca he visto que trabajen, hombres que se quedan en la casa y sólo viven de los apoyos sociales, que se conforman con poco en lugar de realizar una actividad para vivir más bien”. 

A pesar de la edad que tienen sus hijos, Don Ramón se gana el respeto y tiene un lugar privilegiado en su familia. 

“Cuando hay algún problema con uno de mi hijos me habla mi esposa y voy para allá, les doy un consejo y me regreso, porque aunque ellos quieren que ya me vaya a mí me gusta vivir aquí”. 

AMOR A LA VIDA 

Sin duda Don Ramón, quien trabaja 12 horas diarias, es un ejemplo de autosuficiencia económica y amor a la vida.