Don Raymundo Martínez,  excelente padre y abuelo 

Tiene 78 años de edad, y 40 de vendedor. Pese a una enfermedad, saca fuerzas y no se rinde. 

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Don Raymundo Martínez Corona es originario del ejido Congregación Caballeros. Un hombre de rancho -dice- que no tiene miedo al trabajo, a pesar de las enfermedades que padece.

“Yo fui un buen Padre para mis dos hijas. Ahorita ya tengo 5 nietos y la mujer que tengo es la segunda porque la madre de mis hijas se murió a los 52 años, aconsejándome antes, que yo no me quedara solo, que buscara una compañera”, comenta. 

La bolsa de diálisis asoma de la cintura de Raymundo, quien está sentado en un rincón a las afueras del Mercado Argüelles.

Su tarea: vender los quesos, chorizo y galletas, actividad que realiza desde hace 40 años. 

De 78 años, Raymundo viene desde la Colonia la Libertad a bordo de un microbús. Carga el costal con los productos que antes vendía por las calles de la Ciudad pero ahora -por la enfermedad- viene a vender al Mercado. 

Se coloca a las afueras del Mercado Argüelles
Se coloca a las afueras del Mercado Argüelles

Don Raymundo obedeció los consejos de su primera esposa y se casó por segunda vez, manteniendo el hogar sin ningún problema, incluso ahora que enfermó de la vejiga y le hicieron diálisis.

“Yo estoy acostumbrado a trabajar muy duro, los 40 años que tengo de vendedor de productos los he pasado caminando por las calles de Victoria, porque no me gusta andar en bicicleta”, dice. 

A los jóvenes que no les gusta trabajar y a los padres que no mantienen a sus hijos les dice Don Raymundo: 

“No es difícil cumplir como padre cuando se trabaja, además de mis dos hijas yo saqué adelante al hijo de mi señora, lo recibí de 5 años y ahora ya está casado también”. 

“Yo criaba marranos y los vendía, comercializaba productos, hice mi casa, que incluso les quiero dejar a mis hijas para yo irme a rentar”. 

Estar inscrito en el programa de apoyo a los adultos mayores no le impide trabajar en la venta de queso, chorizo y galletas:

“La necesidad lo hace a uno agarrar fuerzas. Mis hijas me dicen que a qué vengo, yo digo que a qué me quedo en la casa, nomás a qué se me carguen más los años”. 

La bolsa de diálisis se alcanza a apreciar
La bolsa de diálisis se alcanza a apreciar

Su esposa es más joven, pero enfermó de diabetes, otra razón más para no quedarse sentado en casa. 

“Me le dio la maldita diabetes, y para colmo se golpeó en la pierna. Ahorita ella está con su mamá porque ella es más joven que yo, la voy a ver todos los días, ya falta poco para que se reponga, es una buena mujer”. 

Además de la infección de la vejiga, Raymundo tiene presión alta, que controla con pastillas.

“Sólo dejé de tomar coca, me la prohibieron, lo que hago ahora es comprar una botella de agua y la diálisis ya pronto me la van a retirar. Con todo eso y no me canso, soy hombre de rancho”. 

Increíble es el esfuerzo físico que hace Don Raymundo para ganarse el pan de cada día.

Maravilloso, el papel que continúa realizando como Padre y abuelo.