Se acabaron los pretextos

Más allá del uso electoral que algunos partidos políticos, principalmente el PRI, le están dando al tema, resulta innegable que para algunos estados fronterizos, como el nuestro, los vehículos de procedencia extranjera, conocidos popularmente como “chocolates”, se han convertido en un gravísimo problema de seguridad pública.
Pero no le traigo el asunto a la mesa para decirle una obviedad tan grande y de la que usted ya está enterado. No. El propósito de abordar el problema es para exponerle la total ausencia de voluntad política de los Gobiernos para ponerle freno a la situación.
Porque ese es el origen de fondo de la inundación que padece Tamaulipas de vehículos “chocolates”. Los Gobiernos han permanecido de brazos cruzados ante el masivo e impune contrabando de ese tipo de unidades, muchas de ellas “chatarra”, y las consecuencias las tenemos a la vista.
Y el detalle es que ya no hay justificación para esa política oficial de “brazos cruzados”. No la hay porque desde hace muchos años dejó de tener vigencia aquel pretexto o argumento de que, nada se hacía contra los “chocolates” porque quienes los poseían eran personas de bajos recursos económicos, por lo general campesinos, que no tenían la capacidad económica para comprar un vehículo nacional.
Se decía , además, que contar con un vehículo ya no era un lujo sino una necesidad.
Ni una cosa ni otra. Los vehículos “chocolates” ya no son solamente una opción para los pobres, y también dejó de ser cierto aquello de que comprar un vehículo no es un lujo.
La evidencia de lo que le digo usted seguramente la habrá tenido al alcance cuando ve circular vehículos americanos con cuyo costo, por muy bajo que sea en el mercado de Estados Unidos, se podría adquirir una unidad nueva de fabricación nacional.
Por ejemplo, aquí en Ciudad Victoria, y seguramente en mayor número en los municipios fronterizos, se ha vuelto común ver circulando Hummer, BMW, y otros vehículos de lujo, portando placas de cartón con membretes de la UCD y ONAPPAFA, lo cual, como le digo, echa por tierra aquello de que las unidades “chocolates” son la única alternativa para los más necesitados.
Bajo esas circunstancias, los Gobiernos ya no tienen pretexto o justificación para enfrentar un problema que, como bola de nieve crece cada día más y afecta el desarrollo, la economía y la delincuencia en las ciudades.
Porque no solo se trata de vehículos que en muchos casos son usados para delinquir porque su rastreo es imposible, sino que se trata unidades que terminan contaminando el ambiente porque una gran mayoría son chatarra, a lo que debemos sumarle las consecuencias que provoca la saturación del padrón vehicular.
Por cualquier lado que se le vea, ya es hora de que la autoridad le entre al tema. Ordenar la circulación vehicular en las ciudades dejará un enorme beneficio social por cualquier lado que se le vea. Hay mucho que ganar y poco que perder.

EL RESTO

A 34 días de la elección del uno de julio, las campañas políticas, tanto las federales como las locales, siguen sin emocionar. Los candidatos andan muy faltos de ingenio y capacidad para ofertarle al elector algo creíble. Lo único que están ofreciendo son sueños guajiros.
De no ser por los chascarrillos e insultos que han intercambiado en los dos debates nacionales los candidatos a la Presidencia de la República, en entidades como la nuestra el desarrollo del proceso electoral estaría para llorar.

ASÍ ANDAN LAS COSAS
roger_rogelio@hotmail.com