‘La abuelita peregrina’ llega a la Basílica

Emma Morosini inició su caminar el 3 de abril desde Monterrey; la mujer de 94 años camina entre cinco y siete horas al día
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Los movimientos de los pies de Emma Morossini eran contundentes y firmes desde que inició su peregrinar en Monterrey, Nuevo León, con rumbo a la Ciudad de México hace 40 días.

Sabía que sus 94 años no serían obstáculo para llegar hasta el Cerro del Tepeyac y ver por cuarta ocasión a la Virgen de Guadalupe.

Con la ayuda de la vara de un árbol como bastón, Emma llegó a la Basílica de Guadalupe.

Desde que salió de Monterrey, elementos de Protección Civil, de cada pueblo o región por la que pasó, le ayudaron con algún lugar para dormir y la gente que era testigo de su travesía le regalaba comida.

De Tlalnepantla, Estado de México, se trasladó a la Ciudad de México, antes de ingresar al Puente Papal, los paramédicos la revisaron.

En compañía de autoridades de la delegación Gustavo A. Madero y de elementos de Protección Civil, este sábado Emma llegó a la Basílica de Guadalupe.

En silencio agradeció a la Virgen y besó el piso.

Al ingresar a la basílica, quiso acercarse a la Guadalupana.

En silencio le agradecía y le sonreía.

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Emma Morossini es una peregrina incansable; ha visitado muchos santuarios de la Virgen en todo el mundo, pero dijo que al peregrinar a la Basílica encontró el amor y la ayuda de cientos de personas con las que se cruzó en el camino.

"He visitado muchos santuarios de la Virgen en todo el mundo, pero nunca he encontrado un pueblo tan gentil y generoso que me haga sentir ese cariño”, aseguró.

Emma Morossini vive en Italia, pero tiene unos amigos en Monterrey, por eso inició su peregrinar desde ese estado.

El objetivo de su misión es promover la paz.

"Es la cuarta vez que vengo, la primera fue hace 20 años y la última hace 10, yo pensaba que a los 80 años la vida termina y sigo viva a los 94, ahora me hace falta volver a abrazar a la Virgen, mis amigos me dicen ‘tú estás loca’, pero mientras la Virgen me guarde, lo haré y la Virgen me ha guardado tanto, bien y con amor, que he decidido venir sola, que son solo 400 kilómetros”, comentó.

Le preguntaron que cuál era su secreto para hacer tal hazaña y solo dijo: “El secreto no es secreto, es amar profundamente con el corazón en la mano a la Santa Virgen, que es nuestra madre”.

De la Basílica de Guadalupe se trasladó a un hotel que la administración de la delegación Gustavo A. Madero le alquiló para que descansar, luego de 40 días de peregrinar.