Fracaso anticorrupción

EXTRAVIADOS.- Cuando han transcurrido 18 días del periodo de campañas, los candidatos al Senado de la República y a las Diputaciones Federales, siguen sin lograr motivar a la ciudadanía.

Tan pobres han sido las actividades de proselitismo de los candidatos que pareciera no estamos inmersos en un proceso electoral.

Bajo esa situación, pareciera que los aspirantes a una curul quieren confirmar la teoría aquélla, de que le están apostando todo al voto expansivo que generarán los presidenciables.

Los panistas creen que el efecto permeable de Ricardo Anaya Cortés, será suficiente para ganar en las urnas. Y lo mismo piensan los morenistas, con Andrés Manuel López Obrador; y los priistas con José Antonio Meade.

Los del PANAL definitivamente juegan de comparsas.

Es una lástima que así esté ocurriendo, porque, como le decía hace poco aquí mismo, los partidos y candidatos nos creen tontos. Suponen que los electores somos incapaces de razonar el voto y que si votamos por un presidenciable en automático apoyaremos a los candidatos al Congreso de la Unión.

Lo cual, me parece, es un absurdo.

DEPURACIÓN NORMATIVA.- Esta semana inició lo que el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Glafiro Salinas Mendiola, llamó un programa de “modernización de leyes”.

Los  trabajos comenzarán con el análisis de los ordenamientos legales en materia de justicia administrativa. Estarán a cargo de personal del Congreso y de la Consejería Jurídica del Gobierno del Estado.

El propósito es actualizar el marco jurídico del Estado para que las leyes tengan un real beneficio en favor de la sociedad.

La idea es buena. Pero mejor sería si simultáneamente a la revisión de las leyes vigentes en el Estado, los diputados entendieran que no todos los problemas sociales se resuelven con nuevas leyes.

Esto porque la mayoría de los legisladores sigue creyendo que expedir una ley resuelve de tajo un problema social. Si eso fuera cierto el país o el mundo entero sería un paraíso.

No. Más que leyes lo que necesitamos son autoridades con los tamaños necesarios para hacer respetar esos ordenamientos normativos.

Dicho de otra forma: el problema de la sociedad está en la impunidad y no en la ausencia de leyes.

ASÍ NO ES.- Abundan en el ámbito nacional y estatal las críticas al fracaso que registra el llamado Sistema Anticorrupción.

Pero déjeme y le digo que nadie debería sentirse sorprendido de que no haya resultados en el combate a la deshonestidad, tanto en lo federal como en lo estatal.

Y no debe haber sorpresas, ni sorprendidos, porque resulta iluso suponer que con un sistema conformado por instancias gubernamentales, un grupo representativo de la sociedad civil y un nuevo marco normativo, bastaría para frenar de golpe la corrupción, uno de los peores cánceres que agobian a las sociedades.

No. El problema de la corrupción no se resuelve con un sistema de leyes. Si eso fuera cierto, éste país sería un paraíso.

En realidad, si realmente se desea frenar la corrupción, el Gobierno debe pensar en una estrategia más integral, con resultados a mediano o largo plazo, a través de la cual se fomente en las nuevas generaciones de niños, una cultura de valores y de legalidad.

Desde la primaria hay que ir enseñándole a los niños la cultura del respeto por lo ajeno y concientizándoles de las consecuencias de no hacerlo.

Si sembramos en los niños esa semillita de la honestidad, le aseguro que a la vuelta de 5 o 10 años, comenzaremos a notar cambios significativos en la sociedad, con ciudadanos más respetuosos de las leyes y de los valores personales.

Esa es la mejor forma de lograr verdaderos resultados contra la corrupción. Lo demás es simple pérdida de tiempo y recursos. Modelos como el Sistema Anticorrupción es simple pose oficialista.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com