Pasado carcelario

El tema penitenciario sigue en el centro del debate mediático. Desde los medios de comunicación formales,  pero también a través de las redes sociales,  se ha exhibido y se continúa exhibiendo la vulnerabilidad y la corrupción que padecen las prisiones tamaulipecas.



Al respecto, la semana pasada le decía aquí mismo que no es asunto nuevo, y que, incluso la fuga de 29 reos del Cedes de Victoria, es “pecata minuta” para lo que ha sucedido en otras prisiones, como la de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros.



Vistas de esa forma las cosas, quiero insistir en que si realmente existe la voluntad gubernamental para ponerle fin a la crisis penitenciaria del Estado, lo primero que deben  hacer las autoridades es olvidarse del pasado.



Si la cosa va en serio hay que aplicar aquello de, ya lo pasado, pasado, y enfrentar el presente. A nada conduce y a nadie beneficia seguir volteando para atrás en busca de culpables. A menos que quiera seguirse usando ese argumento como pretexto para justificar incapacidades.



Lo que hay que hacer, con urgencia, es diseñar una verdadera estrategia que permita al Gobierno del Estado, a través de su área correspondiente, como la Secretaría de Seguridad Pública, retomar el control de las prisiones.



Es así porque mientras la autoridad no tenga el control de los reclusorios, nada de lo que se haga o diga servirá, y entonces podremos estar seguros de que la violencia carcelaria, como la ocurrida en el Penal de Ciudad Victoria, estará presente en cualquier momento.



Lo primero que se requiere, y a lo que las administraciones estatales le han sacado la vuelta, es presupuesto. Se necesitan recursos públicos vastos para, por ejemplo, ampliar la infraestructura carcelaria y lograr con ello una separación de reos procesados y sentenciados.



Eso por un lado. Por el otro urge resolver el déficit de custodios para las cárceles. Sin una fuerza operativa suficiente y bien preparada es imposible evitar no sólo las fugas, como la ocurrida el pasado miércoles en Victoria, sino también los llamados autogobiernos.



Solucionar esas dos carencias: infraestructura y custodios, permitiría al Gobierno dar un paso gigantesco en ese propósito de retomar el mando de las prisiones.



Ojalá que no suceda lo que en otras ocasiones: que una vez superado el escándalo y el drama por la violencia en un penal, todo vuelva a la normalidad, entendida ésta como dejar las cosas en la forma que han estado siempre: con autogobiernos y todo lo que ello implica.



Habrá que estar pendientes para saber si el discurso cambió o sigue siendo el mismo.



EL RESTO



Lo dicho: el procedimiento legislativo contra alcaldesa de Reynosa, Maki Esther Ortiz Dominguez, está en la “congeladora” y ahí seguirá por la eternidad.



Las señales son claras y contundentes cuando el diputado Jesús María Moreno Ibarra, en calidad de presidente de la Comisión de Gobernación, a cuyo cargo está la indagatoria contra la Presidenta Municipal, repite con insistencia que “el caso está en receso”.



La realidad es de que ya Maki zanjó diferencias con quienes tenía que zanjarlas, y no enfrentará consecuencias legales por designar a colaboradores que no reunían requisitos de ley.



ASÍ ANDAN LAS COSAS



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