Llamados a misa

Desde hace varias legislaturas, pero con más recurrencia durante la que está vigente, los diputados locales han concentrado su trabajo en la propuesta y expedición de puntos de acuerdo con exhortos hacia instancias de los tres ordenes de Gobierno.
Tan sólo durante los 15 meses y medio de ejercicio de la Sexagésima tercera Legislatura, suman más de 180 exhortos impulsados por los 36 diputados locales. El 60 por ciento del trabajo legislativo ha sido para emitir ese tipo de acciones legislativas.
Para cualquier problema, por mínimo que sea, emiten un exhorto. Lo hacen igual para solicitarle al Gobierno federal que repare una carretera; al Gobierno del Estado para que cierre un penal, o a los Ayuntamientos para que les cuide las manos a sus policías y no abusen de los paisanos.
El punto es que, como lo decía algún diputado hace varios años, los exhortos son como los llamados a misa: les hace caso el que quiere. Dicho de otra manera, no sirven de nada.
Pero el problema va más allá. Aparte de que no sirven para nada, los exhortos le cuestan mucho dinero al Poder Legislativo, porque analizarlos y dictaminarlos requiere la misma inversión de tiempo y recursos que cualquier otra iniciativa de decreto.
Le hablo de ello porque, pareciera que por fin los legisladores han comenzado a tomar conciencia de ello. Por un acuerdo de la Junta de Coordinación Política crearán en breve una Comisión Especial para que dé seguimiento a cada uno de los exhortos que han sido expedidos.
La idea, nos cuentan, es saber si los entes exhortados han contestado y en qué sentido contestaron.
Desde luego que es bueno lo que los diputados van a hacer. Es mucho lo que se ha invertido en los exhortos como para no darles seguimiento.
Sin embargo, creo que deben ir mucho más allá: es tiempo de que se replanten la posibilidad de ponerle limites a los puntos de acuerdo con exhorto. Deben convencerse de que hay situaciones que no se resuelven con un llamado de atención hacia alguna instancia de Gobierno, pero sobre todo deben comprender que cada que llevan una ocurrencia a tribuna generan un desperdicio enorme de dinero público.
Los diputados tienen que entender que la eficiencia o rendimiento de una legislatura no se mide por el número de iniciativas que se llevan a tribuna. Una legislatura destaca cuando su trabajo se refleja en leyes o decretos que generen un genuino beneficio a la sociedad.
El día que lo entiendan seguramente harán un mejor trabajo y dignificarán su imagen, tan desgastada ante la sociedad.
Porque déjeme y le digo que algunos diputados enseñan tanta ignorancia en el alcance de las iniciativas de punto de acuerdo, que cuando se las aprueban las festejan como si se tratara de una reforma a la Constitución o la emisión de una ley que va a resolver el problema delincuencial que nos agobia y asfixia.
Por eso  le insisto: qué bueno que habrá una Comisión de Diputados que dará seguimiento a los exhortos, pero ojalá y que aunado a ello se les convenza a todos de que dejen en paz esa figura legislativa por improductiva e inútil.

ASÍ ANDAN LAS COSAS
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