María vende chicles a sus 88 años

Viene de la CDMX a ganarse el sustento. Así vive, un tiempo aquí, otro allá.

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Cuando se tienen los años de María, 88, las actividades laborales para sobrevivir son escasas y plagadas de peligros en la calle.

María, que además tiene una discapacidad auditiva del lado izquierdo, se dedica a la venta de chicles desde que enviudó.

"Me casé pero no tuve familia. Dios por algo no quiso que tuviera hijos, a lo mejor fue porque éramos muy pobres mi esposo y yo; él hace muchos años que se fue, se murió”, comenta. 

Una vecina la invitó a que viniera con ella a Victoria
Una vecina la invitó a que viniera con ella a Victoria

Originaria de la Ciudad de México, la mujer de 88 años habla el dialecto Mazahua cuando se encuentra entre sus "paisanos”. 

Así llama a los que como ella vienen a Ciudad Victoria a trabajar en las calles, ya sea a tocar un instrumento musical, vender chicles o simplemente, pedir limosna. 

"Sé muy bien mi edad, ya son 88 años los que yo tengo. Lo sé porque tengo mi fe de bautismo y ahí viene muy claro. No tengo alguna enfermad, sólo que no escucho muy bien y me tienen que hablar fuerte, y me canso de caminar ya por la edad”, expresa. 

María relata que vive en las orillas de la Ciudad de México, entre los barrios más pobres y que allá también se dedica a la actividad de vendedora de chicles, pero las oportunidades se reducen cada vez más y aumentan los riesgos para las personas de la tercera edad, las mujeres y los niños. 

La mercancía con que se gana la vida
La mercancía con que se gana la vida

"Una vecina me invitó a venir y me quedo en una casa a dormir. Con la venta de chicles compro tortillas y frijoles, también arroz. Es lo que come uno, la gente me da monedas, lo que ellos quieren y así está bien, nadie está obligado a apoyar ". 

Al atardecer María regresa a la casa donde se encuentra hospedada. No conoce la Ciudad, sólo sabe que tiene que caminar mucho para llegar.

"Ella (su vecina) pasa por mí ya cuando es la hora de ir a la casa, todos somos paisanos, venimos del mismo lugar a buscar la vida, temporadas aquí y otras allá, así es el trabajo de una". 

Las personas le dan algunas monedas a María. 

"Esto es poquito pero ya sirve para comprar las tortillas que yo me como", comenta María.