La camioneta gris

A las 11:45 horas, la camioneta gris con matrícula de Tamaulipas XKR-3750, se estacionó a unos 40 metros de la entrada principal al gimnasio de la Universidad Lasalle. Hasta que el conductor bajo de la unidad, los cientos de priistas que lo esperaban se dieron cuenta que se trataba de José Antonio Meade.
El precandidato del PRI llegó manejando la lujosa Touareg de la Volkswagen. Llevaba como copiloto al dirigente estatal del tricolor, Sergio Guajardo Maldonado, y en los asientos traseros viajaban la Secretaria General, Aída Zulema Flores Peña y, para sorpresa de muchos, Manuel Cavazos Lerma.
“Ah pa´ amiguitos”, soltó alguien entre la multitud, aunque el Senador no pareció escuchar.
Meade atendió el llamado de mujeres priistas que lo vitoreaban desde las barreras. A algunas las saludó de mano. A otras hasta les aceptó una selfie. Se dejó querer, hasta que su equipo de seguridad lo apuró para entrar al inmueble, donde ya lo vitoreaban, desde hacía una hora, miles de militantes.
Los organizadores formaron, con la distribución de las sillas, una especie de cuadrado al centro del gimnasio. Hasta ahí llegó el hombre que los priistas consideran como su mejor opción para mantenerse en Los Pinos por otros seis años.
En primera fila estaban sentados los dinosaurios tricolores en Tamaulipas: Mercedes del Carmen Guillén Vicente, Baltazar Hinojosa Ochoa, Miguel de la Rosa Medrano, Miguel González Salum, Antonio Martínez Torres, y muchos otros más. Bueno, hasta Álvaro Villanueva Perales se dejó ver luego de varios años de autoexilio a causa de la inseguridad pública.
Las filas de más atrás y las gradas fueron destinadas a la plebe tricolor, que por cierto fue acarreada desde muy temprano. Sin ella, una tercera parte del gimnasio hubiera bastado para recibir al precandidato.
El ambiente se sentía frío, y no precisamente por el clima imperante. Tan frío que uno de los organizadores había repartido desde temprano una docena de matracas, y con gestos a lo lejos pedía a mujeres priistas sentadas en las gradas, que armaran porras.
Tuvo que llegar el discurso del precandidato para más o menos encender los ánimos. Su promesa de que el PRI “se sacará la espina” y ganará en las elecciones del uno de julio, provocó un dudoso entusiasmo entre los asistentes.
Meade usó, como lo han hecho los otros dos precandidatos, el tema de la inseguridad pública para intentar ganarse simpatías.
“Vamos a hablar de seguridad; vamos a hablar de cómo hacerle para recuperarla. Vamos a hablar de la necesidad de policías”, dijo.
Pero también, igual que el panista Ricardo Anaya Cortes y el de Morena, Andrés Manuel López Obrador, no explicó cómo piensa hacerle para resolver la inseguridad pública que nos agobia a los mexicanos.
En su arenga, pidió a los priistas trabajar en unidad para lograr el triunfo. “Nos vamos a sacar la espina y la mejor forma es que juntos vamos a ganar”.
Quedó claro que el PRI tamaulipeco está diezmado. Sigue sin poder recuperarse de la paliza que le asestó el PAN en 2016. Ha sido incapaz de recuperar su autoestima.

ASÍ ANDAN LAS COSAS
roger_rogelio@hotmail.com