Se habían tardado


Cerca de 40 mil obreros iniciaron, el fin de semana, paros laborales en al menos 40 de las 45 maquiladoras que existen en Matamoros.

Reclaman un aumento del 20 por ciento a su salario, y el pago de un bono anual de poco más de tres mil pesos.

El conflicto denota gravedad por cualquier lado que se le vea.

Para empezar, no hay antecedente, ni en Matamoros ni en Tamaulipas, de un paro laboral de esa magnitud. La industria maquiladora de ese municipio fue prácticamente paralizada en su totalidad.

Ayer las cosas estaban en vías de normalizarse luego de que los obreros fueron convencidos de apegarse al procedimiento establecido en la Ley Federal del Trabajo para estallar una huelga. Se espera que, de aquí a allá, las autoridades laborales, el sindicato y los obreros, logren un acuerdo que elimine todo riesgo de una huelga.

Sin embargo, el conflicto deja claro una cosa: los obreros comienzan a rebelarse contra la explotación de que los han hecho víctimas sus  líderes sindicales, en evidente complicidad con los patrones.

Durante años, la clase obrera ha sido utilizada como moneda de cambio por presuntos dirigentes, que lo único que han hecho es enriquecerse al amparo de los convenios con los empresarios.

Mientras los trabajadores de las maquiladoras reciben míseros salarios por agotadoras jornadas laborales, sus representantes sindicales se dan la gran vida con el usufructo de las cuotas  y los acuerdos en lo oscurito que logran con los patrones.

No es posible que tan solo al otro lado del río Bravo, en Estados Unidos, el salario mínimo de los obreros de las maquiladoras oscile entre los 8 y 12 dólares, (un promedio de 160 y a 240 pesos mexicanos) ¡¡¡la hora!!!, mientras que de éste lado un trabajador gana, en seis días de trabajo con jornadas de ocho horas diarias, un promedio de 800 a 1200 pesos.

Eso significa que, lo que un obrero de Estados Unidos gana en un solo día es mucho más de lo que un trabajador mexicano percibe en una semana.

Desde luego que no se trata de nada nuevo. No estamos descubriendo el hilo negro. Siempre ha sido un secreto a voces que, precisamente por la diferencia abismal del costo de la mano de obra, la zona fronteriza de Tamaulipas está inundada de maquiladoras. Esa es la razón de fondo de que muchos empresarios de ese sector se hayan asentado en el lado mexicano.

Por eso  me da mucho gusto de que los obreros comiencen a defender sus derechos. Se habían tardado pero que bueno que levanten la cabeza. Ojalá y sea el inicio de un movimiento para, por fin, quitarse del cuello el pie de los líderes que, como le decía, lo único que han hecho es sumarse a la explotación de los patrones.

Por otra parte, el conflicto en Matamoros es una buena oportunidad para que la Secretaria del Trabajo, Esthela Chavira Martínez, demuestre que los poco más de dos años en el trabajo le han dejado aprendizaje.

Dependerá en mucho del oficio de la Secretaria, y su equipo, que se aborte cualquier huelga. Deberá hacerlo antes de que obreros de otros municipios, como Reynosa y Nuevo Laredo, imiten a sus pares matamorenses.

Pero también esperamos que, Chavira Martínez sea capaz de lograr que los patrones maquiladores entiendan que ya es tiempo de dejar de aprovecharse de los obreros mexicanos.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com