Regalitos del pasado

REGALITOS.- Durante décadas los gobernadores y alcaldes priistas convirtieron en una práctica común el regalar bienes inmuebles de la Hacienda pública estatal y municipal a los amigos, compadres o familiares.

Para eso usaron el dominio mayoritario en el Congreso del Estado y la sospechosa apatía de las bancadas opositoras que nunca se opusieron a que una propuesta de donación se concretara. A todo decían que "sí”.

Ejemplos de esos excesos o robos los hay en abundancia en el territorio tamaulipeco, pero aquí en Victoria hay uno que refleja el tamaño de la impunidad con que los Gobiernos disponían de lo que no era suyo.

Me refiero a un inmueble ubicado sobre el llamado eje vial, entre las calles Juárez y Ocampo, donde fue construida una tienda de autoservicio.

Estaba en funciones como gobernador, Eugenio Hernández Flores, y como alcalde Arturo Díaz Gutiérrez. Entre ambos enviaron al Congreso una iniciativa para cederle a uno de los empresarios más poderosos de Victoria, el citado inmueble a precio de ganga.

Disfrazaron el regalo como una permuta bajo el argumento de que la construcción del eje vial había afectado otra propiedad del beneficiario, pero la realidad es que aquello fue un atraco al erario. Curiosamente ningún diputado de oposición levantó la mano para oponerse. Así funcionaba la maquinaria tricolor.

Así como esa, le insisto, abundaron las historias donde los gobiernos priistas hicieron y deshicieron con los bienes públicos.

Le cuento de ello porque la semana pasada el presidente de la Junta de Coordinación Política, Glafiro Salinas Mendiola, anunció que “no permitirán más que los Ayuntamientos regalen lo que no es suyo”.

Como declaración o advertencia se escucha muy bien, pero ojalá y que efectivamente los diputados no sólo eviten que se sigan saqueando las Haciendas públicas sino que abran una investigación para establecer las circunstancias en que se vinieron autorizando gran cantidad de donaciones.

En una de esas y todavía hay oportunidad de rescatar los bienes públicos.

TEMBLADERA.- Cuentan que uno de los delegados federales que anda más nervioso por la política anticorrupción anunciada por Andrés Manuel López Obrador, es del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Roberto “El Boby” Hernández.

Y es que, como ya lo hemos expuesto aquí, el hombre tiene convertida a la delegación estatal del IMSS en una empresa particular.

Rodeado de un grupo de incondicionales, a los que colocó en áreas estratégicas del IMSS, el muchacho se ha dedicado a aplicar las mismas prácticas de saqueo y corrupción que en su tiempo usó como funcionario de la Secretaría de Salud en el estado.

Venta de plazas, incluso con pagos en especie, cobro de diezmo a proveedores, y asignación de contratos sin licitación, han sido cosa común durante el periodo de Hernández, sin que curiosamente ni la Secretaría de la Función Pública ni la Auditoría Superior de la Federación, se den por enteradas.

Sin embargo, nos dicen que ante la embestida anticorrupción que se ve venir tan pronto y arranque el nuevo Gobierno federal, “El Boby” anda muy preocupado, y la verdad tiene razón para estarlo porque no será muy difícil descubrir el saqueo que han venido cometiendo en el IMSS.

SE BUSCA DIRIGENTE.- Tras la renuncia del dirigente nacional del PRI, René Juárez Cisneros, resulta inminente la salida de Sergio Guajardo Maldonado como presidente del Comité Directivo Estatal del tricolor.

La pregunta es: ¿Quién tiene el perfil para desde la dirigencia estatal intentar resucitar al PRI?

La verdad, no se ve en el escenario estatal alguien con la influencia y carisma necesarios para lograr esa hazaña. Porque darle vida nuevamente al PRI será eso: una hazaña.

Es un absurdo suponer que Óscar Almaraz Smer podría jugar ese papel.

RECESO.- A partir de hoy, y hasta el tres de agosto próximo, el reportero se ausentará de este espacio para un descanso vacacional. Aquí nos leemos enseguida.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com