Las “patito” sobreviven y se reproducen

En mayo del 2017, a propuesta de la bancada del PAN, el Pleno del Congreso del Estado, dirigió un exhorto a la Secretaría de Educación, para que pusiera freno a las llamadas escuelas “patito”.

El diputado, Jesús María Moreno Ibarra, (actualmente con licencia), advirtió que: “se trata de una situación urgente porque se está afectando a cientos o miles de jóvenes”.

Exigió que se retirará el reconocimiento de validez oficial a todas aquellas universidades que no cumplan con el plan académico y servicios educativos de calidad.

Los panistas le pidieron, además,  a la Secretaría de Educación, que en su momento les informara las acciones emprendidas al respecto.

“Está claro que dichos centros educativos están lucrando con la buena fe de quienes ingresan a estos con la finalidad de aprender y prepararse para obtener un título universitario; pues lamentablemente se han presentado casos en los que el estudiante una vez que ha culminado su carrera profesional, carece de los conocimientos suficientes y necesarios que requiere su profesión, y esto ocurre en gran medida, por planes de estudios deficientes o por la poca preparación de muchos maestros que se encuentran dando clases sin tener el conocimiento y la experiencia que esa profesión requiere” advirtieron.

De hecho, el PAN no ha sido el único partido que ha pugnado por atacar las escuelas “patito” por el grave daño social que han hecho y siguen haciendo.

Lamentablemente las cosas no han cambiado. Todo sigue igual. En diversas ciudades de Tamaulipas, incluida por supuesto la Capital, abundan presuntas universidades privadas, que ofertan carreras profesionales hasta en dos años o menos, incluso acudiendo a clases solo los fines de semana.

La misma Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, (FSTSE), está en el “negocio”. Usa sus oficinas en los Estados para impartir la licenciatura en Derecho Burocrático, mediante un plan académico que exige a sus alumnos estudiar en casa y solo acudir un fin de semana a clases. En tres años, el estudiante está recibiendo su título profesional.

Paradójicamente, algunos diputados de la actual legislatura son egresados de esas escuelas “patito”, y por supuesto en su desempeño se nota ese origen profesional.

Le cuento de todo ello porque , a pesar del enorme daño que causan al producir profesionistas “patito”, la reforma educativa recientemente aprobada, facilitara la reproducción de ese tipo de instituciones.

No es que uno quiera ser aguafiestas o peque de pesimista, pero basta con ver las consecuencias que han generado hasta la fecha las universidades “pato”, para prever lo que se vendrá.

Es en verdad increíble e irresponsable que un Gobierno favorezca la existencia de ese tipo de planteles, que solo lucran con los sueños de quienes quieren prepararse profesionalmente para aspirar a mejores condiciones de vida.

Si ese es el cambio que nos ofrece la llamada 4T, la verdad es que no habrá la mínima esperanza de que avancemos en la conquista del desarrollo de la nación. Seguiremos siendo un país tercermundista.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com