La Policía, el Talón de Aquiles de la justicia

El pasado miércoles, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a través de la Casa de la Cultura Jurídica en Ciudad Victoria, organizó una mesa de discusión sobre la actuación policial en el sistema de justicia penal acusatorio.

Ante una nutrida audiencia, entre la que había al menos 20 agentes de la Policía Estatal Preventiva, una Magistrada, dos Jueces, un defensor público federal y un comandante policial, expusieron sus experiencias y opiniones con respecto a la tarea de los cuerpos de seguridad pública en el nuevo modelo de enjuiciamiento penal.

Aunque cada uno habló en particular de su ámbito de competencia, al final hubo coincidencia en un punto: existen graves deficiencias en el actuar policial por la falta de capacitación del personal. Hubo consenso en que la Policía es el Talón de Aquiles del sistema acusatorio.

De hecho, fueron los mismos policías asistentes entre el público quienes se encargaron de reafirmar la opinión de los expertos. Sus preguntas y en ocasiones sus razonamientos dejaron claro que saben muy poco del sistema acusatorio.

Hubo uno que se atrevió a señalar que no importa de qué manera se realice una detención, si con ello se logra prevenir un delito. Un Juez le aclaró que no es así como funciona el sistema de justicia, porque uno de sus fines más importantes es que el culpable no quede impune.

Coinciden los Magistrados, Jueces y defensores públicos, que en muchas de las detenciones o en la ejecución de cateos domiciliarios, la Policía inventa historias para justificar su intervención, lo que casi siempre termina provocando que el acusado, aun y cuando realmente haya cometido el delito, termine absuelto o simplemente liberado porque se le apresó ilegalmente al violentarse el procedimiento de ley.

Desde luego que se trata de un hecho gravísimo por una simple y sencilla razón: la tarea de la Policía es el cimiento bajo el que descansa un proceso penal, y si ese cimiento es endeble o frágil porque está sostenido en mentiras o simulaciones, la consecuencia inevitable será que los delincuentes queden libres.

Y sí, eso está ocurriendo. Los Jueces ponentes admitieron que muchas veces han tenido que dejar en libertad a los acusados de un delito porque su detención ocurrió con violación a sus derechos humanos o al protocolo de ley, y todo debido a los policías hicieron mal su trabajo.

Pero hay algo que me preocupa todavía más: si esa situación de ignorancia o incapacidad de la Policía la conocen detalladamente los operadores jurídicos, es inexplicable que la autoridad vea las cosas con esa apatía que ha mostrado hasta el momento, cuando ya han transcurrido dos años y tres meses desde que comenzó a operar el sistema acusatorio (junio del 2016).

¿Por qué si los Gobiernos saben que la Policía Estatal carece de la preparación necesaria para actuar como primer respondiente no ha procedido a resolver el problema? Que alguien explique.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com