El mismo circo

Entre el viernes y el domingo recientes, decenas de aspirantes a una diputación local desfilaron por el Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam), y los Consejos Electorales Municipales, para registrarse formalmente como precandidatos .

Muchos llegaron acompañados de cientos de presuntos simpatizantes, con todo y batucada, en un viejo estilo priista que hoy han hecho suyo hasta los llamados partidos de izquierda.

Fue el mismo circo de cada tres y seis años: candidatos con porras ruidosas, prometiéndole el cielo y las estrellas al electorado, todo con un afán de mostrar músculo político.

Pero vale una pregunta:¿Realmente hay alguien que crea que esas multitudes aplaudidoras son auténticas?

Seamos sinceros y serios: la realidad es de que son porras compradas. Muchos de quienes las integran no conocen ni a quien le aplauden o vitorean. Ellos reciben una paga por hacer presencia y gritar vivas a una persona, y hasta ahí.

Por eso le digo que es el mismo circo de siempre. A pesar de los avances democráticos del país y de la existencia de una sociedad más despierta e informada, los partidos en general y los políticos en particular, siguen recurriendo a prácticas muy añejas que además de obsoletas son un insulto al electorado.

Dudo mucho que un candidato a un puesto de elección popular pueda basar sus posibilidades de éxito en el número de acompañantes que lleve a su registro. Si lo piensa así se estará engañando a sí mismo porque él más que nadie sabe que quienes lo acompañan van por un interés personal, casi siempre económico.

Me parece que es tiempo de que los partidos y los políticos se den cuenta de que los tiempos han cambiado. Necesitan modificar la forma de hacer política. No pueden seguir haciendo lo mismo de hace 20 o 30 años.

Para conquistar el voto hoy se requiere mucho más que un acarreo. Esos tumultos, como le decía, ya no engañan a nadie. Quien quiera ganar la elección tendrá que ser más inteligente, y sobre todo ofrecerle al electorado algo que realmente lo convenza.

Esperemos que en las campañas, que por cierto están por empezar, los candidatos muestren otra cara. Lo menos que uno esperaría es que conozcan las funciones y responsabilidades que tiene un diputado.

Es necesario que sea así porque luego escucha uno cada propuesta que lo único que provocan es risa y pena ajena. La vez anterior escuche a un aspirante a candidato prometer que, “cuando sea diputado voy a trabajar mucho para abatir la pobreza en mi distrito”.

¿Cómo se combate la pobreza desde una curul?, me pregunté. Hasta la fecha no encuentro la respuesta.

Por eso es importante que quienes van a competir por una de las 36 curules que estarán en disputa, tomen un curso intensivo para que conozcan bien qué hace un legislador.

Lo menos que pueden hacer los candidatos es eso: saber cuál es la función del diputado.

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com