Un año de la pandemia en Victoria: conoce la historia del paciente Cero

Pudo junto a su familia salvar la vida, ahora ayudan a quienes padecen la enfermedad #CdVictoria #Tamaulipas 

 

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Ciudad Victoria, Tamaulipas.-  Un año después está... ¡vivo!; pero también fuerte, con ganas de continuar gozando a su familia. 

“Lo mataron como tres veces. Salió (en las redes sociales) que había muerto de Covid”, comenta su esposa. 

No mencionáremos su nombre, porque una indiscreción de los empleados de Salud que le tomaron muestras, o de los que tuvieron acceso a su dictamen, ya fue bastante para exhibirlo; fue señalado durante días, semanas, meses. 

Por eso acepta la entrevista; porque pide y se le promete no identificarlo. 

Es el paciente Cero de la pandemia Covid en Victoria, “pero porque se dio parte a la autoridad sanitaria”, afirma. 

Y es que él y su familia estiman que ya había contagios en la capital de Tamaulipas. 

Tiene 76 años y el próximo mes, abril, llegará a los 77. 

Fue 2020 un año especialmente difícil en su salud, pues además del coronavirus meses después enfrentó un problema en la vesícula que terminó en cirugía. En ambos casos sanó. 

El 24 de marzo de 2020 fue confirmado como el primer contagio de coronavirus en Victoria. Para entonces ya iban 3 semanas de que él había comenzado con tos. 

A nivel estado era el sexto confirmado con Covid.

De hecho fue en Victoria, una semana antes de ir a cumplir con un compromiso familiar a Isla Mujeres, Quintana Roo, cuando lo atrapó la gripe. 

Pero en ese tiempo el coronavirus, dice, se veía lejano. Ya había casos en México, pero aún no restricciones. 

El compromiso familiar estaba agendado para el sábado 14 de marzo de 2020, en el fin de semana largo. 

Junto a su esposa partió en autobús a Monterrey para tomar el vuelo que aterrizaría en Ciudad de México y de ahí haría una conexión hacia el aeropuerto de Cancún. Al final del viaje un barco los llevaría a Isla Mujeres. Así ocurrió. 

Ojo, eran días en que el cubrebocas no estaba presente en nuestras vidas. 

“Fue una semana complicada”, comenta su esposa.

Por eso nuestro entrevistado prefirió estar en la habitación. Sí, se encontraba en el Caribe mexicano, pero no quería salir del cuarto de hotel; hasta allá le llevaban la comida y lo trataban a base de los medicamentos cotidianos con que se combate una gripe o un resfriado. 

“Allá se puso muy mal. Duró en la recámara ‘guardado’, yo le llevaba la comida, no convivía con las familias”, comenta su señora. 

“Toda la gente que vino de Europa (al compromiso familiar), que fue del DF, que fue de Monterrey, todos sanos”, agrega.  

“Le di jarabes, medicina para la temperatura”. 

Llegó el día del compromiso. Cumplió y volvió al cuarto de hotel. 

“Todo mundo en la isla (Isla Mujeres) como si nada, como si no hubiera nada”, narran. 

Para el lunes 16 de marzo de 2020 ya venían de vuelta. Misma ruta: en avión de Cancún a Ciudad de México; de ahí a Monterrey; y finalmente en autobús a Ciudad Victoria. 

“De ida no vimos ninguna restricción, pero ya de vuelta empezó la exigencia del cubrebocas en los aeropuertos”.

“En el aeropuerto de Ciudad de México todos ya con cubrebocas”, comentan. 

Ojo, ni en aeropuertos, ni en centrales de autobuses vieron filtro sanitario alguno. 

DE VUELTA EN VICTORIA 

Nuestro entrevistado debía cumplir compromisos laborales el fin de semana, el sábado 21 de marzo de 2020, pero para el jueves -recuerda el matrimonio- “ya se había decretado el cierre de todo”.  

Ya no había clases presenciales en Ciudad Victoria, en Tamaulipas y en México. La sociedad, en parte escéptica, en parte con mucho miedo: no sabía qué decidir. 

Fueron los días en que, por ejemplo, había compras de pánico, especialmente de papel de baño. La gente aquí replicaba esas conductas que se podían apreciar en redes sociales de personas en países europeos que experimentaban la muerte masiva. 

“Se puso mucho más malo (mi esposo), pese a que se estaba medicando”, cuenta la esposa de nuestro entrevistado. 

Iban 3 semanas de que tenía gripe; había cumplido con su compromiso familiar, y estaba de vuelta en casa pero con 40 grados de temperatura corporal. 

“Yo lo reporté porque le dije a una hija que es enfermera, y me dijo que lo reportara. Pero ella con la idea que iban a atenderlo”, explica su señora. 

Y al contarlo viene el enojo porque recuerda la terrible indiscreción en que incurrieron los servidores públicos -del nivel que hayan sido- que conocieron los generales del paciente que había dado positivo a la prueba Covid. 

“Apenas supieron eso y fueron indiscretos. Dieron muchas señas y se filtró el nombre”, recuerdan molestos.  

Ya diagnosticado con coronavirus esperaban fuera internado o sometido a estudios, pues era el paciente Cero en Victoria y lo lógico era buscar cerrarle el paso al virus. 

Pero no, lo único que escucharon, porque ni siquiera fue expedido en receta, fue el consejo del personal de Salud de tomar paracetamol. 

Eso sí, tres veces al día le llamaban al paciente a casa, según para dar seguimiento a su evolución. 

“Ya cuando hablaba la trabajadora social le decía yo que si era para darle algún medicamento o solamente para saber si ya había muerto”, comparte su esposa. 

DISCRIMINACIÓN VS. MUCHO AMOR  

Enfermedad desconocida, el comportamiento de las personas para con quienes portaban el coronavirus a nivel mundial, en su mayoría era de discriminación. 

Eso y la indiscreción oficial llevó a la familia aquí en Victoria a vivir una pesadilla. 

Y es que además del paciente Cero, ya también su esposa y una hija habían dado positivo a Covid.

Vecinos y hasta familiares buscando repelerlos (siendo que estaban confinados); señalándolos, reportándolos “no sé qué tantas veces con las autoridades”, sin entender todavía que de coronavirus “casi todos nos íbamos a enfermar y algunos ni cuenta nos daríamos”.

“Mucha gente fue y nos llevó despensas. Algunos familiares ni siquiera”, recuerdan.  

Corrían las historias de familias victorenses retornando de destinos turísticos en Colorado, Estados Unidos, sometidos a pruebas Covid que salieron negativos, pero también de otros que se abstuvieron de someterse a la prueba. 

Había una cifra negra de pacientes -y la sigue habiendo-, pues no daban parte a la autoridad sanitaria por temor a ser señalados. 

“Mucha gente estaba contagiada pero, o no sabía o no lo reportaba”, agregan. 

RECURRIERON A REMEDIOS

La salud empeoraba y el paracetamol no conseguía mejorar al paciente; mientras su esposa e hija tenían síntomas leves. 

Su señora se empapaba de información en las redes sociales, de gente seria, para ayudarle a sobrellevar la enfermedad. 

Familia cristiana, se enteraron que un Pastor en Estados Unidos de Norteamérica aplicó un té que le dio resultados. 

La esposa no tardó y pidió a una vecina que le fuera a comprar los insumos para prepararlo. 

Los elementos del té: cebolla morada, ajo morado, jengibre, canela. También un limón partido. Todo se hierve y se sirve con miel de abeja. Debía tomar 3 tazas por día. 

“También vaporizaciones de Vaporub en la habitación y ponerle Vaporub en todo el cuerpo”.

Eso, el suero y gárgaras de benzetamida (mañana y tarde) ayudaron mucho. 

LA ORACIÓN, DIOS

El coronavirus se ensañaba con el paciente cero, pero él se aferraba a vivir. 

Deportista de toda la vida, a sus 75 años tenía claro que quería seguir viviendo, siendo feliz al lado de su familia. Le faltaban unas semanas para llegar a los 76 y quería arrancar esa hoja al calendario. 

“Fue futbolista profesional y todo eso seguramente ayudó mucho”, comenta su esposa. 

Coinciden marido y mujer: “Dios es bueno, si él está aquí. Si estamos aquí, es por Dios”.

Porque la oración, para ellos, definitivamente fue el remedio que los sanó. 

-¿Pensó que su marido moriría?, se le pregunta a su esposa. 

“Uno a cierta edad seguramente piensa que puede llegar el momento en que te separes de quienes amas, pero Dios lo salvó y nos salvó”, reitera. 

-¿Cómo se dio cuenta que su marido ya había sanado?

“Cuando empezó a pedir de comer cosas que no te imaginabas que un enfermo pediría. Por ejemplo pidió carnitas”.

Vino la prueba para conocer si había vencido al virus... volvió a dar positivo. 

Esperaron algunos días y por fin en la tercera prueba dio negativo. 

El paciente cero y su familia dicen que si algo bueno hay que rescatar a la pandemia, es que obligó al mundo entero a convivir más con la familia, a renovar la fortaleza en tu núcleo. 

Pero claro que esperan que pronto pase y que nunca vuelva. 

Ahora ellos ayudan a quienes son atrapados por el coronavirus. 

“Estamos agradecidos con todas las personas que nos ayudaron, que fueron buenísimos con nosotros”.

“Ya lo viviste y sabes lo que es estar sin que nadie te tienda la mano”. 

Aconsejan, eso sí, mejorar los hábitos.

“Que tengas muy buena alimentación, que te atiendas, que hagas deporte”.

“Y que lo que tengas cerca de ti lo ames. Que tengas un corazón sano”, expresan. 

Un año después la pandemia causada por el Covid ha provocado 408 defunciones en Ciudad Victoria; 7,852 casos positivos. 

Y entre los 7,356 recuperados que han vencido al virus está el paciente cero, su esposa y una hija.