De la boleada paga la carrera de su hija en Enfermería

Óscar lleva años dedicado al oficio. Regularmente está en el 7 Morelos, área del Mercado Argüelles #CdVictoria

Óscar lleva años dedicado al oficio. Regularmente está en el 7 Morelos, área del Mercado Argüelles #CdVictoria

De su oficio como bolero Óscar Daniel García del Ángel paga la carrera de enfermería de su hija.

Lo de lustrar calzado se lo heredó su padre, tanto a él como a sus otros dos hermanos, de los cuales uno ya falleció.

“Yo empecé a bolear cuando tenía 10 años, ahorita ya tengo 50; en aquel entonces todos los boleros nos poníamos en la orilla de la farmacia El Fénix, éramos muchos”, recuerda.

Mientras le saca brillo a unas botas color café agrega que en el lugar donde lo encontramos, en la calle del 7 Morelos, frente al mercado Argüelles, ahí lleva la mayor parte del tiempo.

Asegura que ellos, los boleros que no están dentro de la plaza del ocho, cobran menos.

“Los boleros que están en la plaza del ocho son muy careros, le cobran a los clientes hasta por la silla que tienen techada”, dice.

Por lustrar el calzado, comenta, cobra desde 30 a 50 pesos, todo depende del trabajo que pida el cliente, ya que hay algunos que quieren que la bota se la pinten más arriba y no solo la parte que el pantalón deja ver.

“Yo siempre le calculo llevarme lo que se lleva a diario un albañil, unos 150 o 200 pesos, con la ventaja que aquí es menos friega”.

Vestido en ropa deportiva señala que él trabaja todos los días, incluso los domingos porque es cuando más ‘boleadas’ le salen.

“Mucha gente descansa los domingos porque así dijo Diosito, pero ese día es cuando a mí me sale más trabajo; lo que es viernes, sábado y domingo es cuando más boleadas me piden”.

Además, señala, ahorita no puede darse el lujo de descansar, debe pagar los estudios de su hija, ella está en la escuela de enfermería.

“Tengo cuatro hijas, tres están casetas (casadas) y tengo una estudiando la universidad, está en quinto semestre”.

En el transporte público de su hija, dice, destina casi la mitad de lo que saca con sus boleadas.

“Se gasta mucho en el micro porque no solo va a la escuela, también va al hospital, a hacer sus prácticas y sus tareas”.

Es por ello que Óscar Daniel la pasa casi todo el día aquí, esperando a que caigan los clientes.

“Aquí estamos hasta que se mete el sol, nos quedamos hasta las 6 de la tarde; me retiro cuando apagan las luces del mercado porque luego ya no veo nada”.

El habitante de la colonia Unidad Modelo aquí aguanta fríos y solazos.

“Conmigo han venido muchos políticos, me han prometido que me van a regalar una silla, que me van a conseguir un trabajo y solo me echan puras mentiras”.

Gracias a Oscar por compartirnos un poco de su historia y ojalá su hija valore y termine su carrera de enfermería que con tanto sacrificios le está pagando su papá.

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