Don Javier trae para vender 500 pitayas desde Jaumave
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- A la gente del altiplano tamaulipeco la prolongada sequía les ha quitado casi todo.
Uno de los pocos cultivos que aún les queda es la pitaya, y eso se debe a que el fruto es muy resistente, puede sobrevivir sin agua por largas temporadas.
Es por ello que en lugares como en Jaumave mucha gente, la que no emigra a Estados Unidos, se dedica a la recolección y venta de la pitaya.
Tal es el caso de don Javier Vázquez, quien en cubetas trae a vender a Victoria casi 500 dulces y coloridas Pitayas.
Este hombre de 64 años de edad lleva 20 años vendiendo; él inició afuera de lo que era la Supertienda Modelo y ahora, desde hace varios años, está en los pasillos del mercado Argüelles.
Desde el Ejido San Antonio, que es donde vive don Javier, son aproximadamente 6 kilómetros los que hay que recorrer hasta donde están los pitayos.
“En animalitos, en burros se llega hasta allá; uno de mis hijos a eso se dedica, trae la pitaya y la vende a la gente del ejido”, dice.
Los que cortan la pitaya, agrega, se la venden en 3 pesos cada pieza, mientras que ellos la ofrecen aquí en 5 pesos, o en ocasiones en solo 4 pesos.
“Yo la compro para que también se ayude otra gente del ejido, ellos también necesitan los centavos”, expresa.
Aunque las pitayas tienen gran demanda entre los consumidores victorenses, para que su venta pueda ser redituable don Javier debe trabajar de lunes a domingo, porque además debe pagar a un particular por el traslado de Jaumave a Victoria.
Llega aquí a las 7 de la mañana y se va a la 1 de la tarde; redujo el horario desde que a su esposa le dio golpe de calor.
“Mi esposa también me acompaña a vender pero aquí le dio golpe de calor, desde hace días está en cama”, comenta.
Don Javier y su esposa tuvieron 6 hijos y de los cuales dos han fallecido.
Fue apenas hace un año que falleció su hijo de 28 años de edad, murió en un accidente automovilístico en Estado Unidos, donde trabajaba como albañil.
“Él nos apoyaba con los gastos de la casa a mi esposa y a mí; apenas se iba a casar, dejó su casa amueblada”, platica don Javier al mismo tiempo que sus ojos se le llenan de lágrimas.
Sobre su segunda hija, que también falleció, dice, tenía solo 16 años, apenas le habían hecho la quinceañera.
“Mi hija solo nos duró enferma seis meses, toda se desvanecía; según los doctores tenía anemia”, comenta el jaumavense.
Para concluir la entrevista don Javier nos pide que mencionamos que el gobierno de Eduardo Gattás les duplicó el cobro por derecho de piso.
“Antes pagábamos 25 pesos, ahora nos cobra 50 pesos diarios y en diciembre nos cobra 100 pesos”, denuncia el vendedor de Pitayas.