Cuquita y su sazón, madre y padre desde hace 18 años

A sus 70 años continúa al frente de su negocio, en el estacionamiento del comité estatal de un partido político. Le quitaron la luz, pero no se rinde y sale adelante.
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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- María del Refugio Puga Guevara, mejor conocida como "Cuquita", es una madre ejemplar porque a sus 70 años sigue trabajando en su negocio de comida, donde sus tacos, gorditas y flautas de guisos no tienen comparación.



Desde hace 30 años se levanta a las 5:00 horas para preparar la comida, más ahora porque el puesto ubicado dentro del terreno del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) no cuenta con el servicio de luz eléctrica.



"Todo se debe preparar el mismo día, para que se conserve bien. Hace año y medio me la vinieron a quitar porque dijeron que la estábamos robando, siendo que antes siempre tuvimos, aún así estamos trabajando igual que siempre".



Aún conserva la foto con el Doctor Rodolfo Torre Cantú y no la piensa quitar mientras esté ahí trabajando.



"Fue un 20 de mayo cuando me visitó Rodolfo y días después pasó aquello tan feo que aún no puedo creer. Él me veía muy bien como casi todos los que han pasado por aquí como el actual diputado Ramiro Ramos, yo no tengo que decir nada, sólo que estoy sin luz, pero el lugar no me lo han pedido".



Cómo olvidar que fue Antonio Martínez Torres el que le dio permiso de establecer su pequeño local bajo un árbol de Mora que estaba ahí en esa época.



"Yo empecé a vender allá en frente, pero el día que me estaban pidiendo el lugar escuchó el chofer de Antonio Martínez Torres, de nombre Aurelio.... Me dijo 'no se preocupe vamos a ver que le den permiso ahí debajo de la Mora'".



Cuquita tenía tres hijos varones cuando comenzó la venta de taquitos y gorditas, el

mayor tenía 5 años y se las ingeniaba para hacer todo el quehacer de la casa, atender a los niños y a los clientes.



"Mi esposo Francisco Jalomo era músico, tocaba la filarmónica, él me ayudaba a traer y llevar las cosas que ocupábamos. Él había quedado sin trabajo cuando cerraron la zona de tolerancia en la Mainero, y el negocio se convirtió en el único sostén de mi familia".



María del Refugio había aprendido a cocinar la comida tradicional de su madre: los nopales con huevo, las chochas con huevo, papas con chorizo, desherbada, salsa verde y chicharrón sin faltar los frijoles negros cocidos en jarro y en lumbre, que se continúan saboreando en este local.



La menor de sus hijos, Juanita, que le ayuda a atender a la clientela, literalmente nació en este lugar.



"Venía yo a trabajar embarazada de ella, es la menor y la que le enseñé a cocinar para que no se pierda la tradición. Los otros tres son hombres y les di hasta la secundaria y prepa, lo que yo pude darles con mi trabajo".



Hace 18 años que murió el esposo de Cuquita, con más fuerza tuvo que trabajar, no había tiempo de llorar, sus ojos se llenan ahora de lágrimas al recordar aquel tiempo.



"Me dejó sola y tuve que ser más fuerte aún de lo que había sido, sólo fuimos a enterrarlo y al día siguiente estábamos aquí trabajando, atendiendo a los clientes, yo no he descansado en muchos años, gracias a Dios no me enfermo y puedo estar aquí".



Los apoyos de 65 y más los aprovecha para comprar lo que le hace falta, los insumos han aumentado su costo, no se puede dar más barato.



"Las tortillas son recién hechas y están bien rellenas al igual que las gorditas. Ahorita ya las vendemos en 10 pesos y las quesadillas en 13 pesos... Cuando empecé costaban 25 centavos".



No le faltan los clientes al contrario van en aumento, vienen maestros, abogados y alguna personas de otras ciudades.



"No sabemos cómo vienen si no nos conocen, tal vez nos recomiendan. Aquí he conocido mucha gente y todos muy buenas personas, gente muy amable a la que le gusta mi comida".



Aquí no hay días festivos, ni siquiera el día de las madres o cumpleaños se toman Cuquita y su familia para descansar.



"Mis descansos son cuando terminamos aquí, llegar a casa, ver un poco la televisión, y empezar con lo del día siguiente, en frío o calor aquí hemos estado de pie".



Para Cuquita no hay obstáculos porque a pesar que no tiene luz en la casilla, una hielera mantiene los refrescos fríos en la época de calor, y la sombra de los árboles cercanos mitiga el calor a falta de abanicos.



Los 11 nietos y uno más que viene en camino dan cuenta de la vida abundante de Cuquita y de las bendiciones de una madre trabajadora y esforzada de la que sus cuatro hijos se deben sentir orgullosos.



Si usted conoce a Cuquita, felicítela el día de las Madres.