Así vive una familia todo el año en la Feria
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Con una sonrisa amable y mucha energía, Mónica Arias nos recibe entre luces, música y palomitas de maíz.
Aunque hoy su vida gira al ritmo de las ferias, su historia comenzó entre pizarras y cuadernos, pues fue maestra de preescolar hasta que un día decidió renunciar para seguir la tradición familiar feriante.
“Renuncié justo antes de la pandemia, pensando que serían solo unos meses en casa, pero ya ves… todo cambió. Cuando regresaron las ferias, yo también regresé con ellas, y desde entonces no he parado”, cuenta.
Mónica nació en Cuernavaca, Morelos, pero vivió muchos años en Coahuila, y aunque ha recorrido medio país con la feria, confiesa que se siente más del norte que del sur.
Su vida es completamente itinerante, y junto a su familia recorre una ruta que incluye ciudades como Ciudad Victoria, Mérida, Cancún, Reynosa, Chihuahua, Torreón entre muchas más.
"Cuando era maestra, mi día empezaba a las 6 am y todo era muy organizado”.
“Ahora, ningún día es igual. Hay veces que terminamos de trabajar a las 2 o 3 de la mañana y al día siguiente tenemos que estar desde muy temprano despiertos”.
“Es una locura, pero también tiene su encanto".
Mónica y su esposo, al igual que sus padres, abuelos y cuñados, se dedican al negocio de las ferias.
Viven literalmente en ellas, y su hogar ha pasado de ser una camioneta a una casa rodante con todas las comodidades necesarias.
Cada vez que llegan a una nueva ciudad, Mónica y su familia también aprovechan para conocer y disfrutar lo que ofrece el lugar.
“Nos metemos a TikTok y buscamos cosas como: ‘Qué hacer en Ciudad Victoria’ o ‘Dónde comer en Mérida’. Así vamos conociendo restaurantes, parques, lugares bonitos para pasear o comer rico”.
“Es una forma de disfrutar un poquito cada lugar al que vamos”.
Uno de los temas que más cuida Mónica es la educación de su hija.
“Cuando era más chiquita, la llevábamos al kínder en cada ciudad. Yo sé lo importante que es el preescolar, porque fui maestra. Quería que conviviera, que se desarrollara”, cuenta.
Ahora que su hija está en primaria, decidieron apoyarse con una maestra particular que le da seguimiento a sus clases.
Además, mantienen comunicación con la escuela para que su hija tenga sus calificaciones oficiales como cualquier otro niño.
“Buscamos que tenga una educación de calidad, aunque vivamos en movimiento. No es fácil, pero sí es posible”, asegura con firmeza.
Mónica también ha empezado a compartir su vida feriante en redes sociales.
Aunque al principio le daba pena, hoy se siente más cómoda y ha descubierto que mucha gente tiene curiosidad por saber cómo viven, cómo cocinan, cómo lavan o cómo es su casa.
“Hoy han venido varias personas diciendo ‘¡tú eres la de TikTok!’. Se siente raro, pero bonito”.
A pesar de las desveladas, el desarme constante de casitas, y las largas jornadas, Mónica disfruta esta vida que al principio no quería.
“Yo decía: quiero una vida tranquila, con horarios. Y mira, aquí estoy, pero feliz. Aquí tengo a mi hija, a mi esposo, a mis papás, y aunque todo cambia de ciudad en ciudad, la familia siempre va conmigo”.
Mónica mantiene firme lo que más importa: el amor por su familia y la dedicación a su hija. Su hogar puede estar sobre ruedas, pero sus prioridades están bien ancladas.
